“Venimos con la misma trayectoria que en 2018”, dijo Lago respecto de los dos primeros meses de 2019. En ese sentido, al menos, rescato la llegada de mayor número de turistas que años anteriores para disfrutar del Carnaval y de los atractivos naturales de la ciudad que mejoraron en algo los números, más aún teniendo en cuenta la inundación que sufrió la ciudad en enero.
“La situación general no es ajena a la que atraviesa el país”, dijo el titular del CICS. Hace algunos meses, Lago daba cuenta de que había rubros que trabajaban muy bien en comparación con otros que se veían afectados por la situación. En cambio, en estos días la baja es generalizada y no hay nichos aislados: todos los comercios padecen los efectos de la falta de circulante.
Los comercios atraviesan una etapa crítica que se extiende en forma indefinida. En primer lugar, por los aumentos de los costos fijos como alquiler, gas y luz. Al respecto Lago dijo que el gas no se puede pagar y que la energía eléctrica la pagan en cuotas. Pero ese no es el principal inconveniente. El problema más acuciante es la pérdida de poder adquisitivo de la gente. “A la gente no le alcanza; a nadie nos alcanza”, expresó Lago.
En números, lo que sucede en Concordia es lo mismo, a grandes rasgos, de lo que pasa en el país. Lago dijo que los estudios que difunden las entidades madre como CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) generalmente son coincidentes con los que maneja el CICS. Justamente, hace dos días una nota de Pagina 12 daba cuenta del cierre de kioscos en todo el país. Un informe de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA) alertó sobre el cierre, en los últimos tres años, de 28.000 kioscos de un total de 120.000, la cuarta parte. La organización sectorial precisó que registraron el cierre de 28 mil comercios del rubro durante la gestión Cambiemos debido a la caída del consumo, la suba de las tarifas y el aumento de los alquileres, que empujó desde diciembre de 2015 a muchos comerciantes a dejar los locales comerciales. Además, el informe de la UKRA no descarta que se bajen las persianas de otros 10 mil kioscos hasta junio próximo.
La duda que surge de inmediato pasa por saber que sucede con el cierre de comercios. ¿Se incrementó, se mantiene en una cifra similar o menguó la cantidad de locales que bajan sus persianas? El responsable de la entidad intermedia respondió que está interesados en hacer otro relevamiento para conocer fidedignamente los números. Y en esta época del año es difícil obtener datos estimativos dado que muchos comercios cierran, pero porque se toman vacaciones y no porque hayan bajado los brazos.
Lo que si se observa son locales cerrados desde hace varios meses que no son vueltos a emplear a los pocos días o semanas, tal como sucedía antes. Además, explicó Lago, en algunos casos los comercios no cierran porque cambian los propietarios. Por ejemplo, una pareja compra y opta por dejar de lados a los empleados. Se ahorran tres o cuatro sueldos y las cargas sociales y el negocio sobrevive, pero al poco tiempo se dan cuenta de que tampoco alcanza. Y ahí empiezan a analizar otros factores como el rubro, el lugar donde está ubicado, la situación económica de los clientes. Ese análisis demuestra lo complejo del contexto a la que se deben enfrentar día a día.
Volviendo a Concordia, el presidente de la entidad intermedia manifestó que ahora lo que se espera es que comiencen las clases, la semana próxima siempre y cuando no haya medidas de fuerza. El comienzo de las clases no solo redunda en más actividad en los rubros afines como las librerías. El movimiento alrededor de los establecimientos escolares que generan los estudiantes de primaria y secundaria parece trasladarse al resto de la ciudad. Fijate el movimiento que hay ahora a las 11 de la mañana un jueves, está muy tranquilo”, dijo Lago. En cambio, un día incluido en el calendario escolar insufla más movimiento a la calle, una condición sine qua non para que se mueva un poco más la caja registradora.
No obstante, las idas y venidas de los chicos a los colegios no resuelven el panorama de fondo. Lago reiteró que es un paliativo para tratar de remediar en algo la falta de poder adquisitivo de la gente.
Pero no observan nada que camine en esa dirección. En el CICS admiten que las pocas medidas que el gobierno nacional adoptó para revertir ese panorama oscuro quedaron ahí y no hubo más. Al menos rescató las moratorias lanzadas por la Provincia y el municipio a quienes les atribuyó más entendimiento de la situación negativa que están atravesando.
Más adelante, explicó que las tarjetas de crédito eran una herramienta para mantener vivo el consumo a la que se podía apelar hasta principios del año pasado, cuando se encarecieron enormemente por las tasas de interés excesivas que se cobran. “La gente se dio cuenta que la estaban matando”, señaló. En consecuencia, se desplomó el uso de los plásticos.
Por último, recalco que siguen trabajando con las entidades madre reclamando a nivel nacional que se tomen medidas que vayan en camino contrario a la situación recesiva que vienen soportando. A nivel provincial hacen lo mismo, aunque admitió que no han tenido suerte con el Gobernador Gustavo Bordet con quien no han podido reunirse. En cambio, destacó que, a nivel local, tienen un canal de diálogo abierto con el intendente Enrique Cresto y con sus funcionarios y asesores, como Álvaro Sierra.
