“A mí me tiene muy preocupado como concordiense, más que como arquitecto, que no haya voluntad de participar. Más allá que los concordienses estamos acostumbrados que a la hora de participar no estamos. Pero acá hay buenos honorarios”, indicó.
El costo del pliego es de $ 150. “El costo no hace a la cuestión, máxime pensando en el premio de $ 240.000. En realidad, el premio es de $ 90.000 y se le abona $ 140.000 más en concepto del pliego para llamar a licitación de la obra, donde se tiene previsto una inversión de $ 15 millones, y en función de eso se sacan los honorarios profesionales”, dijo.
El titular de la Regional piensa que el problema radica en la necesidad de conformar un equipo interdisciplinario. Se necesita aportes de arquitectura, biología, ingeniería en recursos hídricos, asistente social y agrimensor. “El pliego pide que haya como mínimo cinco profesionales. Quizás esto también sea un elemento que está complicando”.
Beherens aseguró que se encargará de transmitir a los organizadores el panorama desalentador que viven por estas horas. “Quizás esté faltando darle más publicidad en los medios. Además, no sé como se están manejando a nivel nacional, este es un concurso nacional”. Como ejemplo, citó que en una obra similar en Tucumán se presentaron 38 ofertas.
El concurso comenzó el pasado 20 de octubre y la fecha de culminación es el 12 de diciembre. “En esa fecha ya tendríamos lista la propuesta. Esperemos que la tengamos”, dijo Beherens.
Tres tramos diferentes
La regional Noreste del Colegio de Arquitectos interviene mediante la venta de las bases del concurso porque no han participado ni en la conformación ni en el armado de las misma. Se trata de un concurso nacional de anteproyectos en los aspectos urbanos y en algunos diseños especiales. Básicamente, el marco del concurso “es una intervención urbana, paisajística y ambiental”.
“Parten de un proyecto, de una idea, que se elabora en la municipalidad y que la pone como parte de las bases a respetar por los participantes”. En esto, trabajan dividiendo el arroyo Manzores en la cuenca alta, media y baja donde se dan situaciones diferentes
La cuenca alta va desde sus orígenes hasta Salto Uruguayo. “El mayor problema es controlar la velocidad que toma el escurrimiento del agua en casos especiales. Hay que suavizar la velocidad del agua y hacer lagunas”, explicó. Se sugiere evitar trabajar con terraplenes o cortar o perfilar el arroyo.
La cuenca media va desde Salto Uruguayo hasta San Lorenzo. “Allí la situación es distinta, se tiene una vegetación, hay áreas o lugares donde prácticamente no hay desmoronamientos”, añadió. La premisa de ese tramo es “respetar su naturaleza, formando sendas peatonales, bicisendas para darle uso, actividad, integrarlo a la ciudad a través de una vía para superar el corte que produce el arroyo en la ciudad”. El proyecto incluye sanitarios y lugares de recreación.
La cuenca baja, que es la que está en la cuenca del Manzores, en el cruce de la conexión con el río, donde se dan distintas situaciones.” Hay basurales, asentamientos, viviendas precarias. En el recorrido de todo el arroyo también tenemos lugares donde desembocan cloacas”.
Beherens redondeó que la idea es: “que el área verde se intensifique, se transforme en un paisaje urbano y no lo que es hoy, un área abandonada”.
La obra será ejecutada por la Supce, que maneja fundamentalmente recursos de créditos que vienen para las obras contra las inundaciones. “Estimo que teniendo el pliego en las manos, ellos se harán cargo de lo que sigue, en conjunto con la municipalidad”, añadió.
El problema más importante que se deberá enfrentar es la situación de las viviendas precarias asentadas cerca del arroyo. “Eso pasa por una decisión política. En el pliego se habla de posibles expropiaciones. Pienso que a la gente hay que resolverle lo mínimo, que es poder tener un techo”, finalizó.
