En Chajarí debaten si avanzar con una norma para no vender nafta sin casco

“Lo veo bastante difícil. En ciudades mas grandes que Chajarí funcionó una o dos semanas y después se planchó”, sostuvo al respecto el empresario chajariense Orlando Tisocco, vicepresidente de la Cámara de Expendedores de combustible de la provincia de Entre Ríos. “Hay un desconocimiento de lo que es ser playero en una estación de servicio.

Hemos tenido inconvenientes. Son casos extremos, como lo que pasó en Paraná, donde a un playero le cayeron a las 3 de la mañana un grupo de jóvenes en motos, no del todo lúcidos, y se enojaron porque el playero no les quiso vender nafta, y uno de estos muchachos tomo un matafuegos (de los que tienen en el local) y le rompió el brazo al playero.

En otro caso en Alcaraz, a un hombre no le venden nafta (por no tener casco) e iba con su hijo enfermo. Se queda sin nafta, no llega el hospital y su hijo fallece. Y hay casos en los que surgen vendedores clandestinos, en gomerías, en talleres…sin ningún tipo de medida de seguridad”, sostuvo.

“No nos pueden exigir a nosotros, si estamos cumpliendo con todas las normas legales, a no vender combustible”, advirtió el estacionero. “En Paraná se probo poniendo policías, pero las petroleras se niegan que haya armas en las estaciones de servicio.

Pero además, las estaciones de servicio no pueden pagar un servicio de policía.”, acotó, para luego agregar que “entregué al intendente, a los concejales y a los chicos, un dictamen hecho por una consultora (a pedido de la Cámara que representa), donde dice que raya lo ilegal y lo inconstitucional” una medida como la que se intenta aplicar.

En Mocoretá
En la sureña localidad correntina, a pocos kilómetros de Chajari, hace cuatro años se hizo un acuerdo entre Municipio y la estación de servicio de la ciudad. Se hizo una prueba piloto por la que se le bajaba la carga impositiva a la estación, a cambio de que les exijan a todos los que iban en moto a cargar, que tengan el casco.

Pero la realidad es que la gente andaba sin casco, paraban a dos cuadras, agarraban un bidón o una botella de gaseosa, lo cargaban y se volvían a la moto. La actitud de los motociclistas –mas allá de que nunca logró un carácter obligatorio la norma- persistió y, por ende, la iniciativa no prosperó.

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