En carnicerías de Paraná se vende carne de caballos robados

Hay barrios donde es común que las familias indigentes se alimenten de carne de caballo, tales como en Las Piedras, El Volcadero, Mosconi o Anacleto Medina, lo más llamativo es que se ha organizado una verdadera red clandestina de proveedores que obtiene ganancias con el robo, venta y comercialización de estos animales.
Se supo que en dos meses, en las comisarías con jurisdicción en zonas suburbanas se denunció el robo de al menos 40 equinos, de los cuales siete fueron localizados por la Policía.
En la tarde de ayer, un vecino de Las Piedras acompañó a UNO hasta el matadero ilegal ubicado en una zona de monte y llena de cañaverales que está en los bajos de los campos pertenecientes al Ejército Argentino. El hombre, habría tenido inconvenientes con los ladrones de caballos y por ello, en forma reservada, dispuso contar la mecánica de la tarea poco santa y facilitar la toma de fotos del colgadero, denominación usual del lugar donde se faenan animales de modo ilegal y sin respetar normas sanitarias.
El último robo importante se produjo el fin de semana a la Escuela Granja de la Municipalidad de Paraná. Allí, cinco equinos fueron sustraídos y trasladados rápidamente a las cercanías de Las Piedras. Dos fueron recuperados, uno en el monte y el otro en el hipódromo.
Se constató que en un profundo cañadón de no menos de cinco metros de profundidad, son arrojadas las viseras y cabezas de los caballos sacrificados. Los animales son trasladados hasta el colgadero, luego les colocan un alambre en el pescuezo y lo ahorcan. Tras el brutal sacrificio lo faenan a la vera de una vertiente de agua servida.
Las pisadas de los caballos están por doquier, lo mismo que las manchas de sangre , y clinas de distintos pelajes –tordillo, tobiano y zainos– están desparramadas en un cuesta abajo, lleno de árboles Gualeguay, espinas, chilcas y zarzaparrilla. Con baquía y cuchillos filosos cortan las paletas delanteras y traseras y la pulpa del lomo. “Las patas, cabezas, tripas y cueros son tirados al pozo donde quedan amontonados en una especie de cementerio”, reveló la fuente.
A simple vista se apreciaron al menos 30 cabezas y bolsas con triperios y patas. En los esqueletos se ve el paso del tiempo y los huesos blancos demuestran que las osamentas no son frescas. Así y todo, el baquiano encontró la cabeza de un equino sacrificado pocas horas atrás.

El mercado clandestino

Otra fuente que conoce al menos uno de los comercios donde se venden estos cortes equinos confió que “el precio es de unos dos pesos el kilo”. Los cortes que pueden “camuflar”, entre pulpas de novillo se venden a cinco pesos.
Por lo general, a un caballo se le pueden extraer unos 300 kilogramos de carne. En tal caso, la ganancia estimada es de 600 pesos por animal. El relevamiento de este medio permitió saber también que es nulo el control de los organismos sanitarios públicos en torno del ilícito.
En la actualidad hay al menos seis negocios de Paraná que venden carne de caballo, novillo, vaca y vaquillona de modo indistinto. “Hay una conocida carnicería de Avenida Ramírez donde es común ver al dueño, al anochecer, transitar en la camioneta por los senderos estrechos de avenida Ejército al final, con el fin de buscar las paletas faenadas de los equinos”, referenció nuestro guía. En el mismo orden, después llegan los responsables de bocas de expendios del barrio Mosconi, de Provincias Unidas, calle Paracao, avenida de la Américas, de la zona de José Ingenieros y la Toma Nueva. Tal comentario fue confirmado por otras fuentes policiales que investigan los hechos y dicen conocer el modus operandi del negocio.
Los pesquisas especulan con que alrededor de 100 familias viven del robo de caballos, pero solamente un pequeño grupo participa de las notables ganancias. Se recomendó tener cuidado a la población a la hora de tentarse con sugestivas ofertas de cortes especiales, preparados o embutidos que no tienen controles bromatológicos y que abren un amplio interrogante sobre el tipo de carne a adquirir.
Es tan grande el interés por robar caballos que ya no respetan vecinos o cirujas y las caravanas nocturnas llegan hasta las colonias cercanas a Paraná donde ya están sufriendo la sustracción de estos animales.
El baquiano comentó que “hay una especie de frigorífico ilegal en el Mosconi Viejo y en la zona del triángulo de Oro Verde que tiene hasta cámara de frío”.
El campo del Ejército Argentino – está arrendado a colonos y el lugar se exhibe colmado de trigo sobre unas 100 hectáreas– sólo “es custodiado” por los que hacen del robo de caballos un arte. No fue posible identificar la presencia de uniformados en el área, por lo que es de suponer que la tarea de ingreso, ocultamiento de caballos en el monte y posterior matanza se efectúa sin contratiempos.
Los primeros en sufrir el robo de los animales fueron quinteros que trabajan en zonas de chacras, luego la zaga se extendió hacia barrios aledaños y ahora el drama se expande hacia cualquier punto de la ciudad donde paste un caballo.

El daño a la salud

El hombre flaco y con aspecto humilde contó que la carne de caballo es más dulce, pero en los chorizos, hamburguesas, carne picada o milanesas se disimula su gusto y color. Además, dijo, suele ser mezclada con los cortes bovinos inferiores.
Un médico veterinario especialista en equinos recordó que la carne de caballo es comestible “y muy rica”. Sin embargo aportó que “el problema es de tipo sanitario ya que Senasa no tiene habilitado frigoríficos para la faena de este tipo de animales”. Precisó que si bien es apreciable la diferencia entre carne de novillo y caballo, para la mayoría de los consumidores es imperceptible. “Son distintas su contextura, color y gusto”, relató el profesional con actividad en Paraná campaña que aportó datos a cambio de no ser involucrado en la historia que, dijo, “es moneda corriente en las zonas rurales”.
El vecino de Las Piedras aportó que para facilitar la estafa comercial hay carniceros que dejan las pulpas de carne de caballo sumergida en agua y lavandina durante algunas horas. El objetivo: que cambie su oscura tonalidad natural.
En cuanto a los problemas que podría ocasionar la ingesta de carne equina, el veterinario resaltó que “no hay enfermedades que un caballo pueda transmitir directamente, como puede ser el cerdo, pero los problemas surgen con la cuestión bromatológica. Al no constatarse la calidad del equino, éste puede transmitir algunos elementos contaminantes secundarios que pueden afectar parcialmente la salud de los humanos, pero que no son de tanta gravedad”, afirmó el especialista. A título de advertencia remató: “Caballos que se alimentan en basurales pueden acarrear síntomas de intoxicación leves”.

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