LAS SONRISAS QUE FALTAN
El sábado 25 de julio, se cumplieron 11 años de la desaparición de Fernanda Aguirre. La adolescente desapareció en 2004 en San Benito. Desde entonces la investigación policial y judicial no ha podido determinar su paradero. Aguirre desapareció cuando tenía 13 años.
Eva Flores, de 9 años, fue vista por última vez el 8 de julio de 2004 caminando con su prima en la peatonal de la ciudad. Su madre manifestó su dolor: 'Nadie busca más a mi hija, soy pobre y no tengo dinero para buscarla, para la justicia es un caso cerrado, para el gobernador no existimos, veo que siempre aparecen en la prensa nacional otras niñas desaparecidas como Fernanda Aguirre pero de Eva nada se dice'.
El caso más reciente, y que preocupa a la capital del citrus es el de Josefina Inés López, la concordiense de 17 años que desapareció el 29 de julio en el asentamiento La Bianca de la ciudad. Esto, derivó a una búsqueda desesperada e inclusive a varias movilizaciones en distintos puntos de la ciudad.
Rubén Bonelli, director de Derechos Humanos de la ciudad de Concordia, ni bien tomó conocimiento del caso, se constituyó en el domicilio de Gustavo López (papá de Josefina), donde el padre cuenta todo lo que se llevó a cabo desde la desaparición. ‘Es de constitución de padres separados, la niña’, explica Bonelli. En otra línea afirma: ‘Ella estuvo con su padre (La Bianca), y al otro día se va a la casa de la mamá (Barrio ‘El Sol’). Pasa la noche ahí y al otro día recibe un mensaje, aparentemente a su celular, le dice a la madre que se va, que se retira y nunca más vuelve a aparecer’.
‘López, fue derivado por la oficina de Derechos Humanos a Tribunales. Tomo intervención en la investigación el fiscal Fabio Zabaleta quien asegura, están trabajando sobre tres hipótesis pero que indicios no hay y una de las hipótesis fuertes está relacionada con una red de trata’, explica Bonelli. De todas maneras, “no hay que descartar nada”. Cristina Fernández, la titular del Registro de Personas Extraviadas a nivel nacional aseguró que se iba a ocupar del caso.
DENUNCIAS
‘Cuando un menor se ausenta del hogar, la policía tiene la obligación de aceptar la denuncia’, explica de manera contundente Bonelli. No hay que esperar ni 24 ni 48 horas. ‘No hay que olvidar que nosotros somos una ciudad fronteriza, que la red se trata de personas opera muy rápido y que en 30 minutos se puede sacar a un menor del país’, reflexiona.
Desde Comisaría del Menor dijeron que denuncia y exposición tienen definiciones distintas. ‘La exposición judicial es una parte administrativa de la dependencia judicial; son las primeras investigaciones que hace la policía. Al no tener un domicilio o una averiguación exacta para poder localizar a la chica o al menor de edad, nosotros recomendados siempre a radicar la denuncia para que tenga intervención la unidad fiscal’, luego explicaron que ‘si se necesita alguna realización de algún allanamiento o una diligencia de la parte judicial ya tenemos la autorización de la parte competente’.
Oficial principal Zaragoza: ‘hay 15 o 20 exposiciones policiales. De esas 15 o 20 una o dos por denuncias policial que son localizadas’, aclara. En su relato, compara las exposiciones que se realizaron en 2014 e indica que en lo que va de 2015, se ubican en los mismos números.
EDAD Y MOTIVO DE LA DESAPARCICION
El entrecruzamiento de las distribuciones sexo y edad de niños, niñas y adolescentes extraviados ingresados al REGISTRO durante 2014, refleja que el mayor porcentaje en ambos sexos se concentra en la franja etaria 12 a 17 años, según un informe de gestión del Registro Nacional de Personas Extraviadas.
Lo mismo indicó Zaragoza desde Comisaría del Menor. ‘Al ser localizados los menores por una exposición policial, los hacen ver con el médico policial, se entrevista donde estuvo y si estuvo bien, y se los entrega a los padres’, explica Zaragoza. ‘Si hay otro inconveniente que los menores no quieren regresar a su domicilio o sus padres no lo quieren volver a recibir casos extraordinarios por rebeldes o no tienen límites, se les da intervención al COPNAF, que ellos mismos hacen por la Defensoría de Pobres y Menores’. Respecto del abandono voluntario de domicilio o lugar de residencia, la gran mayoría está representada por niñas y adolescentes mujeres, según información proporcionada por el Registro.
El motivo de la desaparición, está relacionada comúnmente con la relación que mantienen los menores con sus padres. Sucede porque ‘se pelean con sus papas, o sus papas no lo autorizan a hacer determinadas cosas entonces se retiran del domicilio. La mayor parte se encuentra en la casa de un amigo o una amiga, y luego vuelven’, relata Zaragoza. En ese caso, de que el menor vuelve a la vivienda familiar, el tutor o quien esté a cargo de la persona, ‘debe dejar sin efecto el pedido de localización, y si es por denuncia policial se citará después a unidad fiscal para dar testimonio de la menor, donde estuvo en el momento de su ausencia’, puntualiza la oficial.
Bonelli coincide y agrega que en los casos en los que han trabajado desde su área, hubo restitución al hogar. ‘Una menor, había sido seducida por una persona de la provincia de Buenos Aires y, a través de la policía, pudimos localizarla en la localidad de Azul’, ejemplifica.
¿COMO FUNCIONA EL SISTEMA DE PERSONAS PERDIDAS?
La desaparición de una persona genera, no sólo conmoción en la opinión pública, sino el inicio de todo un mecanismo solidario y estatal de búsqueda que involucra a organizaciones no gubernamentales, movimientos, medios de comunicación, y a diversas comunidades del país. Las familias tienen distintos caminos para solicitar ayuda y encaminar la búsqueda, indicaron desde el Registro de Personas Menores Extraviadas.
Cuando un chico/a desaparece, se debe realizar primeramente la denuncia en la comisaría, en la dependencia más cercana al domicilio y se debe exigir que en la dependencia entreguen una copia de la denuncia y le indiquen el Juzgado o la fiscalía que intervendrá en el caso. La denuncia la debe realizar el padre, madre o tutor del niño/a; pero si el extravío ocurriera en horarios y circunstancias en los que la responsabilidad del niño recayera en otra persona o institución, como por ejemplo en la escuela, o persona que cuida del niño/a mientras los padres trabajan, podrá esa persona efectuar la denuncia a fin de atender a la emergencia. Una vez que se realizó la denuncia, hay que dirigirse al juzgado y, aunque la causa no haya llegado aún de la comisaría, se debe realizar la exposición del hecho denunciado. Hay que brindar la mayor información posible y todos los detalles, e inclusive entregar también una foto del niño/a, lo más actualizada posible. El caso quedará registrado al llamar al Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas. En el organismo, los operadores se encargan de dar orientación, la contención necesaria y también, llevarán a cabo el seguimiento.
CUIDADO CON LAS IMÁGENES, FOTOGRAFIAS O VIDEOS DE LAS PERSONAS QUE SON BUSCADAS
El responsable de la Región Cuyo del Registro Nacional de Información de Personas Extraviadas, Oscar Guantay argumenta: ‘Si no está hecha la denuncia en la Justicia, y ésta no lo autoriza, no se puede exponer la foto de la persona’. Seguidamente indica que en algunos casos puede ser contraproducente, porque puede correr riesgo la vida de la persona.
Cada época histórica produce sujeciones socialmente instituidas, en cuyo devenir contradictorio y complejo se forman los adolescentes rebeldes y transgresores, que irrumpen en el escenario legal a través de la denuncia de su ‘acto de fuga’. La comprensión de la subjetividad del adolescente remite a un proceso de construcción en un plano en el que se reconocen, como en el acontecer social e histórico, que lejos de presentarse linealmente, se configura como un tiempo de avances, retrocesos y lateralizaciones. Los adolescentes se desarrollan en un territorio que transita circuitos regresivos, progresivos y transgresivos.
Mientras en la primera la adolescencia era la etapa intermedia e indeseable entre una infancia feliz y una adultez deseada y anhelada, medible en etapas biológicas con sus correlatos psíquicos y de pautas culturales determinadas y rígidas, en la posmodernidad deja de ser ‘pasaje’ para ser ‘estadío’.