Creemos necesario dejar de lado el protagonismo para encontrar en el hacer, la satisfacción de contribuir a causas mayores mas allá de la propia causa de una comunidad que quiere crecer enriquecida con lo que cada uno tiene para dar. Nadie ser menos que nadie, sino contribuir desde el lugar familiar y social a que la vida sea mas cooperativa, más solidaria, más armónica, más integrada.
Este hombre disociado de hoy, no está centrado, ha perdido su núcleo, busca y no sabe qué. Se atiborra de información, de globalización, de zaping, de materialismo, en un mundo consumista y vacío que no logra llenar sus expectativas ni responder sus cuestionamientos.
Al hombre de hoy le falta grandeza.
Creemos que nuestro compromiso como educadores está en hacer descubrir, en mostrar otros caminos, en orientar la búsqueda hacia el centro perdido.
Donde el hombre será más hombre porque estará en contacto con sus semejantes, será más hombre porque pensará en los otros antes de decidir, antes de elegir, antes de actuar.
Estamos cansados de escuchar, gracias a la psicología moderna “ese no es mi problema…”
¿Qué significa esta frase tan escuchada, tan repetida?, significa arreglátelas, ¿por qué yo desaparezco? ¿Dónde está el compromiso con el otro, el espíritu de ayudar a ser, a crecer juntos, a sentir que dos somos más y que muchos, si colaboramos juntos, somos el mundo.
Así como vimos con preocupación la transformación del hombre en una máquina deshumanizada, donde la cibernética es la reina madre de tantos males, hoy continuamos con la misma preocupación y por eso nos ocupamos.
El aula será el gabinete de ensayo como lo ha sido siempre:
Alumno – maestro, alumnos – alumnos – comunidad- escuela – comunidad.
Por algún lado debemos empezar.
Los gritos en el desierto si persisten y se multiplican serán escuchados. Los granos de arena si se suman formarán médanos.
No hay que claudicar. La tarea de cambiar, desestructurar, modificar, nunca ha sido fácil. No lo será ahora. Pero como siempre decimos “Vale la pena”.
El hombre debe encontrar la “grandeza” perdida.
El sentido de pertenencia y compromiso hacia un mundo compartido, un espacio común que nos pertenece a todos.
Si alguien contamina un río a miles de kilómetros de nuestra casa, igual nos contamina. Si desechos nucleares, gases, envenenan el aire en otro continente igual nos envenenan.
No tenemos otro mundo para vivir. La Tierra es el espacio de todos, las aguas de los ríos no tienen dueño, el aire que respiramos aún no tiene precio para ser respirado. Todo nos pertenece y ese todo nos obliga a resguardar, a proteger, a que el tiempo que permanezcamos sobre la Tierra (70, 80 años) el mundo sea mejor.
Piensan los políticos en las generaciones venideras, cuando acceden a acuerdos mercantilistas sobre instalación de papeleras, fábricas que no reciclan sus residuos tóxicos y los eliminan en los ríos? ¿qué mueve a los buques a contaminar el mar de petróleo y hacer peligrar especies marinas hasta su extinción?
¿Dónde está la grandeza del hombre?
Deseamos intentar este año la concientización de que hay que buscar esa GRANDEZA. Cada uno de nosotros debe encontrar su propia voz, porque sólo así, sabiendo contagiar a otros para que encuentren la propia.
Hay que encontrar en propio valor, pero también estimular a los otros a que encuentren el suyo, la interacción se vuelve así un trabajo complementario, dónde nuestros puntos fuertes se hacen más productivos y nuestras debilidades se vuelven irrelevantes a través de la fuerza de los demás.
Ser eficientes no es suficiente, falta tener grandeza, sentirse parte de un TODO.
Este camino que transitaremos durante el 2006, sin abandonar los anteriores caminos.
Vemos nuestro PROYECTO EDUCATIVO como un hilo que se va extendiendo y al que vamos agregando inquietudes y desafíos.
La búsqueda de la grandeza deberá partir de cada uno de los componentes de nuestra comunidad educativa. Nadie podrá enseñar aquello que no tiene para sí.
Este compromiso involucra esfuerzo, ganas de cambio, replanteos, acciones nuevas, respuestas nuevas a viejos patrones culturales, sociales y educativos.
¡Allá vamos!