Según esta información, el perfil demográfico del país tiende a parecerse al europeo: baja la tasa de fecundidad y se afirma el aumento de la expectativa de vida. Hay 5,6 millones de jubilados y pensionados, mientras que el 30 % de la población activa trabaja en negro y no aporta al sistema.
Los mayores de 65 años ya representan el 11 por ciento de la población argentina, lo que puede considerarse un éxito de las ciencias médicas, pero implica un gigantesco desafío para la seguridad social y los sistemas de salud.
Así, en 1950 en el ámbito previsional había en el mundo 12 trabajadores por cada jubilado o mayor de 65 años, relación que en el 2010 descendió a 9, mientras que en Argentina hay apenas 2,5 personas en condiciones de trabajar (poco mas de 16 millones de habitantes) por cada jubilado o pensionado. Habría que sumar a esto el porcentaje que desempeña tareas en negro, y en consecuencia no realiza aportes al sistema previsional ni a las obras sociales.
Por otra parte, en un trabajo realizado con vistas al XIV Congreso Argentino de Salud que se hará el 15 de septiembre en Mar del Plata, especialistas revelaron que el costo per cápita en salud para quienes superan los 65 años es entre tres a cinco veces mayor que el que requiere el resto de la población.
En la Argentina, casi el 11 por ciento de los habitantes ya integra ese sector, cuya atención demanda enormes recursos que complican aún más el financiamiento del sistema sanitario.
Este proceso equipara cada vez más al país con los patrones demográficos de Europa, que ya enfrenta severos conflictos por el envejecimiento de sus poblaciones, que se suma a la debacle financiera y al riesgo de una recesión profunda.
El Congreso es organizado por la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (ACAMI) entidad que concentra a 27 prestadores sin fines de lucro, como CEMIC, FLENI, OSDE, la fundación Favaloro y los hospitales Alemán, Británico e Italiano, entre otras instituciones.
Para Marcelo Mastrángelo, presidente de ACAMI, “gran parte del incremento del gasto sanitario es determinado por factores no demográficos, como la intensidad y calidad de la atención, las nuevas tecnologías médicas y los aumentos registrados en medicamentos e insumos”.
“El envejecimiento es sólo un factor más. Repercuten también en los costos otras causas, como los amparos, medidas cautelares y juicios por mala praxis, que a diferencia del envejecimiento, son susceptibles de ser regulados y pueden ser controlables”, señaló Mastrángelo.
Según datos del Programa de Salud para Adultos Mayores del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, actualmente, en Argentina los mayores de 60 años representan el 13,3%, mientras que en la Ciudad de Buenos Aires alcanzan al 22% de la población.