En 2012, Trabajo detectó 70 menores en la cosecha del arándano y del citrus

Para desterrar una práctica social arraigada, Peñalver reclamó herramientas que disuadan de emplear a menores como penas de prisión, multas económicas o exclusión del acceso a créditos a empresas con prácticas de ese tipo. “Tenemos que ir cerrándoles el camino”, dijo.

La situación de los menores ante los empleadores es aún más asimétrica que la de un adulto, teniendo en cuenta que de por sí es desigual ante el patrón. “¿Qué puede llegar a hacer un menor si le prometen el jornal por día y al final de la jornada le pagan menos? La única opción es no ir a trabajar”, dijo.

A ello se le debe agregar jornadas laborales extensas en el caso del trabajo rural. “Esta gente es trasladada desde las cinco de la mañana en adelante y empiezan a las nueve o diez de la mañana. Después son traídas desde las cinco o seis hasta las ocho de la noche. Es un colectivo que hace varios viajes. Son jornadas interminables y un menor no está preparado corporalmente para resistir esa jornada”, manifestó.

La provincia firmó un protocolo acerca de cómo actuar cuando se detecta menores. Trabajo actúa en conjunto con el Copnaf, quien interviene de distintas maneras. En los casos en que los menores provienen de otras provincias, como Misiones o Santiago del Estero, el Copnaf se los deriva y acompaña hasta que se los entregan a los organismos similares en esas provincias.

En los casos en que el chico sea oriundo de la ciudad, se lo deriva a una serie de redes que tienen como objetivo la contención del grupo familiar junto al menor. En ese sentido, se prioriza la escolarización del menor y el rastreo de las causas que llevaron a que esté trabajando.

Para el coordinador, se conjugan dos cuestiones detrás de un menor trabajando: la vulnerabilidad social de su entorno familiar y una más profunda de tipo cultural. “Venimos de décadas y décadas de pensar que el menor: o está en la esquina robando o está trabajando”, señaló.

Se trata de un sofisma denominado “de falsa oposición”. Desde el Estado, el coordinador sostuvo que deben bregar para que desaparezca esa dicotomía. “El menor tiene que estar en el colegio”, aseveró. Y por ello sostuvo que se debe tender a la escolarización del menor. “Por ello las políticas nacionales como la Asignación Universal que tienden a eso: a desalentar que el menor tiene que estar trabajando”. Asimismo, Peñalver dijo que los permisos firmados por los padres para que sus hijos trabajen deben ser “la excepción de la excepción de la excepción”.

Por otra parte, rescató la política del gobernador Sergio Urribarri y del ministro de Trabajo, Guillermo Smaldone, de combatir el trabajo infantil. De lo contrario se provoca una segregación del menor que trabaja ante otro escolarizado. “Está en inferioridad de condiciones para el día de mañana para forjar su futuro”, indicó. “Lo estamos condenando a que toda la vida tenga trabajos primarios. Lo que se requiere hoy en el mundo laboral es la instrucción”.

Por último, Peñalver destacó la realización en Paraná mañana y pasado del Consejo Provincial del Trabajo. Acudirán delegaciones de toda la provincia de Trabajo para analizar exclusivamente la problemática del trabajo infantil.

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