En 2009 se perderá un mes de clases

La Ley Nº 25.864, sancionada en 2004 bajo la administración del ex presidente Néstor Kirchner, e impulsada por su ministro de Educación, Daniel Filmus, fijó para todos los distritos del país “un ciclo lectivo anual mínimo de 180 días efectivos de clase”.
Y ante “el eventual incumplimiento” de esa cantidad de días, planteó, “las autoridades educativas de las respectivas jurisdicciones, deberán adoptar las medidas necesarias a fin de compensar los días de clase perdidos, hasta completar el mínimo establecido”.
Entre Ríos fue signataria de ese acuerdo, que hasta ahora nunca se cumplió.
El calendario escolar 2009 que elaboró el Consejo General de Educación (CGE), con inicio el 2 de marzo y finalización el 11 de diciembre, supuso una extensión de 183 días de clases.
La cuenta hecha a finales de 2008 era la siguiente: entre el 2 de marzo y el 11 de diciembre existen 14 días feriados en jornadas escolares. Además, hay que tener en cuenta los 72 sábados y domingos que se acumulan en el período.
Así se llegaba a los 183 días programados de clases para el ciclo lectivo 2009.
Claro, la matemática oficial no tuvo en cuenta los imponderables: la aparición de la pandemia de gripe A, a mitad de año, que restó diez días de actividad escolar, y los 20 días de huelga de los maestros.
De modo que el calendario quedó reducido a 153 días. Y podrían ser más, si las inundaciones, y la afectación de las escuelas como centros de evacuados, obligan a adelantar el receso de verano, que se inicia el 11 de diciembre.
El último año fuertemente deficitario en materia de días de clase había sido 2003 en Entre Ríos: esa vez se perdieron 74 días.
Entonces sólo se dictaron 142 jornadas efectivas de clases, muy por encima de la pérdida que tuvo Santa Fe, arrasada ese año por las inundaciones, que sólo perdió 22 días.
Aunque al final del año la provincia concluyó con 20 días de paro docente.
Susana Cogno, vocal representante de los docentes en el Consejo General de Educación (CGE), cree en la posibilidad de los educadores “de ir reajustando los tiempos a lo largo del año. Pero este año va a traer consecuencias. No sería una posición pedagógica honesta no reconocer el impacto de los días que se perdieron. La pedagogía necesita de tiempos y de espacios adecuados, y estas instancias no se han dado. Hemos atravesado un conjunto de crisis en la sociedad, que han repercutido en el sistema. El salario es un elemento. Pero no el único. Y acá el tema de fondo es la inversión. No se puede trabajar sobre las ruinas del sistema educativo. Hoy el sistema educativo es una bomba pedagógica a punto de estallar”.
Según la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer), el sindicato de mayor peso en la docencia, en 2009 los fondos educativos representaron el 21,28 % del total de los gastos provinciales, pero para 2010, alertó, la participación del gasto educativo sobre el total bajará al 18,52 %, una merma del 2,76 %.
El senador provincial José Luis Panozzo (PJ Federación), presidente de la Comisión de Educación, entiende que “los días perdidos son difíciles de recuperar”, pero a la vez resalta que “con esta escuela de ahora, dividida en ciclos, los contenidos que no se dan este año, se pueden dar el próximo. Pero tenemos que ser claros: día que se pierde, no se recupera”.
Aunque en su análisis, pone el dedo en otra llaga, y sostiene que la escuela debe preparar “niños y adolescentes para un mundo que requiere de educación y nuevas tecnologías, y para eso se requiere de docentes capacitados. Para eso, tenemos que empezar a ver cómo estamos formando a nuestros docentes. Los docentes de hoy se han formado en el siglo XX para chicos que viven en el siglo XXI, y los educan con bibliografía del siglo XIX”.
Rosario Badano, decana de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader), la casa académica que es centro de formación docente, descubre que hay días visibles que se pierden, y días invisibles: hay paros, días institucionales, asuetos, feriados, y también horas libres, muchas horas libres, cada vez más horas libres.
“Acá, nosotros tenemos dos pérdidas: la pérdida de días de clase por las huelgas, y sobre eso no vamos a discutir sobre la justicia de los reclamos; pero también la pérdida de tiempo dentro de la propia jornada laboral. ¿Cuántas jornadas completas tiene un chico en la escuela? En general, dos módulos, o tres. Difícilmente se complete la jornada del propio día. Hay muchas horas libres, y no bien utilizadas. La escuela no sabe qué hacer con el chico en la hora libre”, asegura.
Volviendo a la cantidad de días de clase, Badano asegura que es “fundamental” contar con un ciclo lectivo de por lo menos 180 días. “Los países del primer mundo, tienen 200 días de clase, como base. Y tienen escuelas de jornada completa, que nosotros no tenemos”, afirma.
Y luego sentencia: “Hoy por hoy, en la escuela el estudio no implica un esfuerzo. Y no debe ser así. Tener una cantidad determinada de días de clase tiene que ver con la posibilidad de acumular conocimientos, de contar con una disciplina intelectual, de un contacto con los conocimientos. Esto implica que uno tenga un piso determinado de días”.
Aprender, dirá después, implica un trabajo. Y tiempos. “Y cuando uno no sostiene el contacto pedagógico, cuando no hay continuidad, eso también repercute”, sentencia.

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