En el ministerio de Trabajo, delegación Concordia, desconocen que haya habido un ofrecimiento formal de la maquinaria de la empresa a los trabajadores. Al menos, si se lo hizo, no fue efectuado en la última audiencia realizada en esa repartición. Pero no se descarta que esa salida haya sido materia de conversaciones informales entre los abogados que representan a los empleados y los propietarios de la firma.
Al respecto de esa alternativa, Simonetti sostuvo que “hay empresas que necesitan que haya un aporte económico para que sigan funcionando. Acá estamos con una empresa que está ahogada económicamente, pero esto no es de ahora. Ya lo venimos viendo desde hace mucho tiempo. Y funciona como funciona, paga los sueldos de manera atrasada”.
A la par, sostuvo que las dificultades económicas que atraviesa no es algo nuevo. “Esto viene de hace más de cuatro años. Tiene deudas muy grandes con AFIP, con la obra social nuestra Osecac, con el Centro de Empleados de Comercio. Tiene deudas muy grandes que hacen que hace que no puedan tener la producción que ellos quieren”, añadió.
En tanto, en el Sindicato de Alimentación prefieren no opinar al respecto dado que no hay muchas novedades y teniendo en cuenta que nadie de la empresa no acude a las audiencias del ministerio de Trabajo. Por lo tanto, en el gremio solo esperan que pasen los 30 días de suspensión para ver como continuar. Y ya transcurrieron 19. Una vez que finalice el plazo, se verá que es lo que sucede de ahí en adelante.
Más adelante, Simonetti sostuvo que desconocía quien podía intervenir para salvaguardar las fuentes de trabajo. “Queremos que esto se encamine, pero pasa por otro lado. La empresa está muy afectada económicamente. No sé cómo será la salida sino hay un oxígeno económico como para que continúen”, indicó. “El pasivo de esta empresa no debe ser nada fácil. Tendría que haber alguien que compre la forma, que la pueda hacer rentable y que los puestos de trabajo se puedan conservar que es el propósito que esperamos”, señaló.
De la misma forma, indicó que la salida no es la quiebra. “No se beneficia nadie y se pierden los puestos de trabajo. No queremos que esto termine de la peor manera”, dijo. Asimismo, recordó que hace varios años andaba “muy bien”. Pero, de unos años a esta parte, la competencia ha sido muy fuerte.
Pero la inyección de capital no es una condición ‘sine qua non’. Al menos, esa es la experiencia de Horton. “No es fácil sin plata”, reconoce. “Pero hay que ver; hay que analizar a ver que se puede hacer”, sostuvo.
En primer lugar, distinguió a una empresa que estaba en marcha de una que estaba parada. Respecto de la materia prima, hablando conceptualmente, los trabajadores fueron a buscar crédito, financiamiento, delineado estrategias solidarias, incluso con funcionarios políticos. Lo más importante es no cortar la cadena de compra de insumos y venta del producto. “Cuando se corta la cadena es más difícil. Hay que lograr la credibilidad de que el proyecto va a seguir avanzando en manos de los trabajadores. Y también lo hemos hecho en reiteradas oportunidades con metalúrgicas y con gráficas”, indicó.
El titular de Conarcoop remarcó que hay casos de empresas que fabrican jugos que fueron recuperadas. Citó una firma grande en Corrientes que exporta incluso y otras como la rosarinas Trechel y Naranpol. El caso de Trechel, una empresa rosarina que en su época de esplendor vendía 500 mil litros mensuales de jugo en verano y alrededor de 300 mil en la baja. En 2013, 24 trabajadores le hicieron frente a la quiebra de Bodegas Litoral SA y, ese año se convirtieron en la Cooperativa Linares Trechel.
El otro caso es el Naranpol. En 2011, la empresa Productora Alimentaria SA, que comercializaba las gaseosas Naranpol, informó que cerraba varias plantas en la Argentina e iba a prescindir de los 800 empleados que trabajan en sus fábricas. Fue tomada por los trabajadores, expropiada y, en 2013, luego de 17 meses reabrió sus puertas como una cooperativa de Trabajo. La producción se puso en marcha con $ 300.000 aportados por el gobierno de Santa Fe con la fabricación de gaseosas de cola, naranja y lima limón.
“Una de las herramientas que tienen los trabajadores desde la modificación de la Ley de Quiebras en el gobierno anterior. Ahora la prioridad la tienen los trabajadores si quieren continuar con la fábrica en marcha. con la antigua Ley de Quiebras cobraban todos antes que los trabajadores. Los trabajadores eran los últimos, si alcanzaba la plata. Con la modificación, con las 2/3 partes de los trabajadores, si arman una cooperativa el juez les tiene que entregar los bienes de capital como las instalaciones, la infraestructura y la marca para que puedan seguir trabajando”, indicó el santafesino. De esa forma, las fabricas eludieron la quiebra y mantuvieron sus puertas abiertas.
En muchos casos, también se ha producido la trasformación de empresas en cooperativa de casos que no derivan de procesos de quiebra o vaciamiento sino de patrones que se jubilaban y sus hijos no querían seguir al mando de la empresa.
“Hace poco recuperamos una fábrica de pastas en Santa Fe con una experiencia similar. El dueño de la empresa dejó toda la maquinaria a los trabajadores y los proveedores siguieron entregamos materia prima porque sabían que era una empresa viable y han multiplicado por 10 el producto que venden. Están vendiendo 10 veces y los proveedores están contentos porque les están comprando 10 veces más harina”, dijo.