‘Empecé a abrir una lista que puede llegar a ser interminable’

“Empecé a tomar nota a cuenta de la inquietud de tanta gente para comprar como para averiguar en principio la posibilidad por el precio. Empecé a abrir una lista que puede llegar a ser interminable. Todos los días se incorpora gente pero no estoy en condiciones de satisfacer. He entregado a alguna gente respetando la lista”, indicó a Radio Ciudadana (FM 89.7).

“Ayer vino una persona, miraba y tomo el libro. Dijo ‘lo encontré ¿Cuánto sale? ¿Le digo, ‘perdón ¿usted está anotado?’ ‘Anotado en que’ me dice. Le digo que hay una lista que hay que respetar, no me alcanzan los libros, llegaron apenas 20 o 30 ejemplares. Me dijo ‘le pago $ 700’, le digo ‘no’, ‘¿Y $ 800?’ 'No se trata de eso, se trata de respetar el público, la gente, no es mi conducta'. Se enojó, se fue hasta la puerta y después volvió y me dijo ‘anóteme’”, relató.

Además, Sorokin dijo es un libro requerido por la militancia y también del otro lado de ‘la grieta’ interesado en un ejemplar. “Lo buscan seguramente, hablando mal y pronto, para sacarle el cuero”, dijo.

A su vez, añadió que no tuvo tiempo de leerlo dado que llego el martes 7 de mayo a los estantes de la librería pasado. No obstante, arriesgó que el libro tendrá una “influencia política muy fuerte”. De hecho, dijo que haba gente tan entusiasmada que “solo le faltaba una urna para meter el voto”.

La contracara es la crisis en las librerías en todo el país y el cierre de algunas como “Clásica y Moderna’ en Buenos Aires, con 70 años de actividad, además de otras chicas que cerraron en calle Corrientes. “Acá no vienen más los viajantes. Directamente los costos de movilidad son tan fuertes y las ventas tan pequeñas que ya no vienen”, dijo. “Yo aguanto porque tengo 35 años en el libro y porque el local es mío. Si tuviera que devengar un alquiler de lo que me ingresa, francamente estaríamos mano a mano. Es un ítem importante lo que es un alquiler”, dijo.

De la misma forma, sostuvo que hay otros factores que intervienen en forma decisiva perjudicando a las librerías como la poca lectura o las fotocopias de libros para comerciar, no para consumo personal. “Es algo prohibido por ley, pero no hay control. Y hasta los docentes recomiendan a los padres que vayan a tal fotocopiadora que ya lo tienen a tal libro”, indicó.

Entradas relacionadas