"Cuando me acerqué al niño me dije a mí mismo 'Dios mío, espero que esté vivo'. Pero no mostraba señales de vida. Estaba devastado", contó el policía Mehmet Ciplak.
Luego recordó: "Tengo un niño de seis años. Cuando vi al pequeño pensé en mi hijo y me puse en el lugar de su padre. No puedo describir con palabras la visión tan triste y trágica que era aquello".
También contó que no sabía que en ese momento se estaba tomando la fotografía que dio la vuelta al mundo entero y se convirtió en el símbolo del drama de los refugiados sirios.