SECAR DE RECURSOS A CONCORDIA Y APARECER CON PLATA
Hay que ser ciego o tener algún interés, para no entender que de recibir casi $ 400 millones y con un dólar a 7,8 o 9 pesos en tiempos de Cristina Fernández, solo para Concordia, la CAFESG durante el 2016 no recibió un solo peso. Y continúa sin recibir en lo que va de 2017.
Si a eso se le suma que la promesa es vender la energía que Salto Grande produce a solo $ 240 el Mw, cuando en el mercado se vende superando holgadamente los mil pesos, no queda mucho más para decir en cuanto a cuáles son las verdaderas intenciones.
Para no generar mucho ruido, sobretodo en Concordia donde no la tendrían fácil, prometieron el oro y el moro. Ya comenzaron con una de las obras prometidas, la ampliación de la defensa sur. Una obra necesaria pero insuficiente si, en materia de generación de trabajo se la compara con todo lo que CAFESG hacía y ya no hace.
Este estado de cosas no es menor, en Concordia la falta de trabajo se siente tanto que ya aparece entre las ciudades más pobres del país. Ese dato lo hacen jugar políticamente cargando culpas sobre el peronismo que, afirman “gobierna esta ciudad desde 1983”, lo que es cierto, pero muy incompleto. Un discursito pobre para gente con pobreza argumental.
Por si faltara, todas las promesas que productores citrícolas, madereros, arandaneros y arroceros recibieron en tiempos de campaña, siguen en el debe y en muchos casos ya han comenzado a provocar estragos que repercuten en la economía regional. De hecho son las principales fuentes de ingreso y trabajo. Si esos sectores andan mal, anda mal todo.
En este marco y antes de comenzar las elecciones llegarán ellos con obras y plata a Concordia. La enorme obra de la nueva planta potabilizadora entre ellas. Se imaginan dioses que traen la salvación para todos los males.
Ya se sabe que las otras ciudades beneficiadas por obras importantes serán Concepción del Uruguay y Gualeguaychýu entre otras de la costa del Uruguay.
PERO HACE FALTA EL DESGASTE
Con esto solo no alcanza, es necesario mostrar débiles a los referentes oficialistas. El gobernador Gustavo Bordet recibió una provincia complicada económica y financieramente.
Un gobernador que está atado a la ayuda de fondos nacionales es, en más o menos un rehén. Si estos no llegan la gobernabilidad se complica y eso Macri y sus CEOs lo saben mejor que nadie y aprietan sin rubor. A cambio piden fidelidad, aún cuando esa fidelidad lo enfrenta al pueblo, es más, si eso ocurre, mejor aún.
Esta interpretación, debe entenderse, no intenta disculpar, solo mostrar datos. Hoy Bordet está enfrentado con los docentes de un modo que no sospechaba cuando fue elegido.
Para colmo de males, la mayoría de los Intendentes resolvieron darle a sus trabajadores un aumento que supera el techo achatado que propuso Macri para que supuestamente no se dispare la inflación que, a pesar de sus promesas, no solo no logra contener sino que ha duplicado la que criticaba del anterior gobierno.
EL DISCURSO Y LA FALTA DE REFERENTES K
No es un dato menor que Entre Ríos carezca de referentes K que resulten potentes a la hora de juntar porotos. El egoísmo político urribarrista y al mejor estilo del viejo pejotismo lo hizo posible.
Julio Solanas que ha tenido un comportamiento impecable como legislador seguirá siendo diputado, se necesita alguien más con ese perfil y no aparece.
Los intendentes mejor perfilados podrían intentarlo, en especial los de la costa del Uruguay, pero la dificultad es evidente.
El diputado Jorge Barreto cuyo accionar al frente de la diputación es irreprochable, es poco conocido y carece de poder político como para lanzarse solo al ruedo, necesitaría de sostén político y es lo que no se ve, al menos por ahora.
Existen otros referentes en la vieja estructura pejotista cuyo nivel de adhesión al kirchnerismo es conocida y además cuentan con trayectoria como para que se piense en ellos, sin embargo, o se está haciendo todo de modo muy subterráneo o no se hace y eso complica aún más las cosas.
La estrategia de Bordet de sumar a Busti a las filas como tabla de salvación suena a chiste, no a salida. Busti es un histórico del peronismo, sí, pero el nivel de daño que ha provocado es mucho más alto que cualquier otra consideración. Su imágen nos remite a las peores épocas, al menemismo, a los ajustes, a los años en que solía presentarse como estadista por pagar los salarios el último día del mes.
Muchos votantes sin suficiente convicción y quizá encantados por la víbora podrían pensar frente a esa idea un tanto alocada, que, mejor que la copia es el original y a eso apuesta el macrismo.
Falta aún, pero hace falta discutir mucho y pensar más. Creer que decirle todo que sí al jefe político para no provocar internas desgastantes podría tener el mismo resultado que las pasadas elecciones que aún hoy siguen representando un dolor de cabeza de tal magnitud que no hay aspirina que aminore el dolor.
