Primero se produjeron los alegatos de las partes: en primer término la abogada Alejandra Núñez -del estudio de José Ostolaza- en representación de la madre de las niñas, Lucrecia Méndez, como actora civil, quien pidió 300 mil pesos en concepto de daños y perjuicios. Le siguió el propio Ostolaza, como querellante en la causa penal, que reclamó la condena máxima prevista por la legislación. A continuación, el fiscal de Cámara, Diego Young, se sumó a ese pedido: la prisión perpetua, ya demás hizo algunas consideraciones como: «Esto es lo más espantoso que hemos visto en este tribunal, por lo menos en los últimos treinta años».
Tanto el querellante como el fiscal se concentraron en rebatir algunos de los conceptos que el día anterior había sustentado el psiquiatra Humberto Rossetti, presentado por la defensa de Maydana. Young aseveró que descarta totalmente el estado de delirio descripto por el psiquiatra, del que dijo que «fue construido». También señaló que la idea delirante fue descartada, tanto por el médico como por el psiquiatra oficiales: «Ese discurso se construyó con posterioridad a los hechos», dijo. «Él se vengó de la infidelidad de la mujer matando a sus hijas. La primera víctima es él, porque mató a lo que más quería, a sus hijas, por venganza».
A posteriori se produjo el alegato de la defensa de Maydana, a cargo del abogado Mario José Schreiner, quien lo dividió en dos aspectos, el penal y el civil. En el primer tema, Schreiner destacó que no hay contradicción entre los cinco profesionales de la salud, oficiales o de las partes, que atendieron a Maydana. Según el abogado, todos coincidieron en que no existe capacidad de fabulación en el filicida. Como parte de su alocución, Schreiner aseguró que el estigma causado por el caso incidió en la búsqueda de profesionales: denunció que en el Hospital público se negaron a realizar las pericias psiquiátricas. Lo mismo sucedió en el ambiente judicial: «Mi pupilo fue evaluado sólo en tres únicas oportunidades. Por ello fue que tras la negativa del Hospital se buscó un profesional particular para que lo examinara». Según Schreiner, todos los profesionales coincidieron en que Maydana no miente.
Quizás el momento más tenso se produjo cuando el abogado de Maydana quiso rebatir el argumento de la «pérdida de posibilidades» esgrimido por la abogada de Lucrecia Méndez en cuanto a la pérdida de las hijas. Schreiner argumentó: «Más bien se potenciaron las posibilidades de Méndez, ya que fue incorporada a la Policía de Entre Ríos, recibiendo desde entonces un sueldo que antes no tenía, por lo tanto pido que se desestime».
Todos estos alegatos se realizaron en presencia tanto del ahora condenado -con la misma actitud que en la primera jornada-, como de su esposa Lucrecia Jacqueline Méndez, quien exhibía un rostro compungido y sólo se retiró cuando empezó a hablar Schreiner, para regresar pocos minutos antes de que el abogado concluyera.
Luego de los alegatos, el presidente del Tribunal le preguntó a Maydana si deseaba agregar algo y éste sólo preguntó sobre el examen de ADN, respecto del cual aseguró tener algunas dudas. Seró le contestó que su abogado le podrá dar las explicaciones que requiera. A continuación el tribunal se retiró de la sala para deliberar. Una media hora después, regresaron, tras hacer ingresar a Maydana, quien había sido retirado por la GIA en el momento de la deliberación. El presidente del Tribunal, Alberto Seró, leyó el dictamen, en el que se resuelve la prisión perpetua con accesorias, conservando el alojamiento actual, hasta la sentencia firme. También lo condenaron a pagar 30.000 pesos por daños materiales y 50.000 por daños morales, por cada una de sus hijas.