Desde DIARIOJUNIO y desde una responsabilidad ética de la comunicación no publicamos noticias sobre suicidios, ya que entendemos que el suicidio es un hecho personal íntimo que tiene repercusión social, pero que sobre todo es íntimo, además de que consideramos que toda simplificación de la práctica suicida deviene en una generalización que ejerce una influencia negativa en la construcción del imaginario social de la población vulnerable, principalmente en adolescentes y en jóvenes. Para dicha tarea de reflexión del proceso suicida DIARIOJUNIO indagó en la reciente publicación del libro “De amor y muerte. Consideraciones sobre la prevención y asistencia al suicidio” (Ed. Panza Verde) del psicólogo concordiense Sergio Brodsky, y consultamos al psicólogo y criminólogo Ernesto Rubén Páez, director de la Revista Argentina de Suicidología y director del Instituto de Investigaciones Fronteras de la Ciencia, y co-autor de la declaración, en la Cámara de Diputados de la Nación, del 10 de septiembre como Día Nacional de la Prevención del Suicidio
SUICIDIO: ARGENTINA, ENTRE RIOS Y CONCORDIA
En la Argentina como en el resto del mundo el suicidio constituye una de las principales problemáticas epidemiológicas de salud mental. En nuestro país, de acuerdo a la información publicada tanto por el Boletín de Vigilancia, como por el de Estadísticas Vitales, ambos elaborados por el Ministerio de Salud de la Nación, en el año 2011, hubo 4.789 defunciones por lesiones intencionales: 2.981, fueron suicidios y 1.808 homicidios, mientras que en 2012, se registraron 5.494 muertes intencionales: donde 3.342, fueron suicidios y 2.152 homicidios.
En efecto, los actos suicidas superan a los hechos homicidas. Este índice nos da una real dimensión de la importancia y la magnitud de la problemática suicida; y de la cual Entre Ríos no está ajena. En el año 1998 en nuestra provincia se registraron 90 suicidios, mientras que en 2011, se registró el máximo con 197, seguida por 2012 con 195 suicidios, y 157 en 2013 (fuente: Jefatura de Policía de la Provincia de Entre Ríos). Aquí observamos que en poco más de una década el suicidio llegó al máximo histórico de crecer un 119 por ciento en Entre Ríos.
En lo respecta a Concordia en 2011/12 se registraron 58 suicidios, y en 2013 según los datos oficiales las defunciones intencionales fueron 29, pero cruzando información con el libro “De amor y muerte. Consideraciones sobre la prevención y asistencia al suicidio” del psicólogo Sergio Brodsky (hombre experto en la problemática suicida y al cual entrevistamos en DIARIOJUNIO hace dos meses) fueron 32 los suicidios acontecidos en 2013 en nuestra ciudad.
En éste punto Brodsky se formula una pregunta en la introducción de su libro: “¿Por qué hubo en una ciudad como Concordia de 170000 habitantes aproximadamente, por ejemplo 32 suicidios en el año 2013? La respuesta seguramente es compleja pero uno de los costados es que a nivel local (en Concordia, Entre Ríos), no existen centros telefónicos de asistencia al suicida, tampoco políticas preventivas-asistenciales focalizadas, hubo durante años en un centro de salud municipal un ‘programa de prevención del suicidio’ a cargo de ¡un Psicólogo! Problema importante porque revela una ideología del ‘como sí’, de la política del ‘como sí’ el Estado se ocupara de una problemática, cuando en realidad, en los hechos concretos es un abordaje carente de consistencia y seriedad. No existen en Concordia programas de prevención y asistencia al suicida como política de salud pública”.
De modo, que aquí, en lo que le toca a Concordia, nos situamos entre dos problemas: uno el endémico, que se manifiesta en la reiteración, la constancia y el crecimiento de los actos suicidas, y otro el político-sanitario, que se manifiesta en el fracaso del sistema público de salud a causa de la inexistencia de programas preventivos asistenciales específicos y concretos de contención y ayuda.
EL SUICIDIO NO ES UN ACTO IMPULSIVO SINO MULTICAUSAL
Ante la creencia del sentido común sobre el suicidio como acto impulsivo, DIARIOJUNIO consultó a Ernesto Rubén Páez -director de la Revista Argentina de Suicidología y Director del Instituto de Investigaciones Fronteras de la Ciencia- y nos dijo que: “El proceso suicida como trastorno de conducta no se desencadena de un momento para el otro, ni por un solo factor como se creía años atrás. Hoy se sabe que el proceso suicida también llamado trastorno por conducta suicida es de origen multicausal. En la mayoría de los casos que son de público conocimiento a través de los medios de comunicación y la opinión pública se conoce un hecho-circunstancia que parece ser la causal, pero detrás de este último hecho se encuentran un conjunto de causas que dieron base a la construcción de este trastorno. Es por eso que al saber que es multicausal el origen debemos tener en cuenta que detrás de ese último hecho o causa encontramos otras como violencia familiar, aislamiento, dificultades en la comunicación, baja autoestima, desesperanza, dificultades sociales y dificultades cognitivas, entre otras”.
En consecuencia, el suicidio es un proceso, una secuencia autodestructiva que culmina en el pasaje al acto, como instancia final, que puede dispararse por una situación desencadenante; por lo que el acto suicida es la secuela de un proceso y no de un impulso, proceso que puede ser prevenido en sus manifestaciones por el entorno, si el mismo conoce los indicadores de riesgo.
Para advertir los indicadores de riesgo, hay que desarticular las creencias erróneas que se montan sobre el suicidio, entre las que se destacan a juicio del especialista Páez:
* Las personas que hablan de suicidio rara vez se suicidan.
* Los suicidas solo desean morir y nadie puede sacarlos de esa idea.
* Un intento de suicidio implica que siempre tendrá idea suicida.
* Si se le habla del deseo de morir con idea suicida se lo empuja a que lo haga.
* Las personas con conductas autodestructivas lo hacen para llamar la atención.
COMUNICAR EL PROCESO SUICIDA: DESDE UNA PERSPECTIVA PREVENTIVA, NO SENSACIONALISTA
El libro de Brosdky, el cual recomendamos a toda persona sensible al tema y en especial a quienes se dedican al campo de la salud, expone un caso de suicidio el cual evidencia el modo sensacionalista y no preventivo de comunicar de los medios, escribe: “Una noticia periodística de un medio de Concordia informa que una paciente ingresa a la guardia del Hospital. A partir de un llamado de vecinos, la policía la había descubierto y asistido, en el momento en que intentaba suicidarse, colgándose de una soga en el patio de su casa. La llevan al Hospital, para que reciba asistencia. En la guardia atienden sus heridas y le dan el alta, dejando que la paciente se vaya sola. Vuelve a su casa y se ahorca”.
En principio, el abordaje del citado caso nos habla de la ineficacia del sistema de salud y de la ausencia de formación y de bagaje teórico-epistemológico de los profesionales ante la problemática suicidológica.
Y en lo que refiere al tratamiento de la información Ernesto Rubén Páez explica: “La prensa debe informar sobre los procesos suicidas pero desde una perspectiva preventiva, no sensacionalista. Esto quiere decir que no se deberían dar a conocer métodos y formas de quitarse la vida, si de brindar donde la gente puede acudir a resolver sus problemáticas. La persona que atraviesa procesos suicidas no quiere morirse, solo quiere dejar de vivir como está viviendo”.
A lo que agrega, “El silencio o la falta de información dejan a las personas que atraviesan esta problemática sin estrategias o recursos para encontrar nuevos caminos hacia la vida”.
CONCLUSION
Como líneas finales resta decir que se debe despersonalizar el acto suicida entendido como un impulso, y tratarlo como un proceso y como un hecho social que tiene múltiples causas; luego hay que resaltar que el proceso suicida no respeta nivel social, religión, nivel cultural o filosófico, político, o académico.
Y lo más urgente: en Concordia debe existir un centro telefónico de asistencia al suicidio, un consultorio de prevención del suicidio en el hospital público y guardias hospitalarias de salud mental eficaces. Y por supuesto informar desde nuestro(s) espacio(s) de manera preventiva.