Los claros ejemplos de la injusticia que plantea el plan económico del gobierno nacional lo constituyen: La desgravación impositiva a la actividad minera, la eliminación de las retenciones a la exportaciones de granos, la exención impositiva a la renta financiera que se enriquece con la especulación mediante la conversión de divisas y compra de Lebac, la desgravación de bienes suntuosos como automóviles de alta gama, la extensión de los plazos de liquidación de divisas, la exteriorizacion de las ganancias de la producción argentina, entre otras inequidades.
Como contrapartida elige como variable de ajuste al régimen previsional argentino, estableciendo una baja de la actualización de ingresos, extendiendo la edad jubilatoria y en base a estos parámetros también se condiciona la actualización de la Asignación Universal por Hijo, AUH.
Claramente esto representa la restitución del proyecto político neoliberal que en la década de 1990 se adueñó del país, cuyas políticas ayer expresaron -y hoy expresan- su máxima ineficiencia y el aumento de la brecha de la desigualdad social. Proyecto abusivo que envalentonado con el triunfo electoral se transforma en reaccionario al intentar retrotraer las conquistas sociales a estadios históricos de los albores del siglo XX.
En momentos en donde la acción política debe tender a construir caminos que garanticen una transformación no traumática, que promuevan formas de vida digna y justa ante la crisis que plantea el cambio tecnológico, es el Estado la única garantía de equidad social para los sectores relegados por la realidad actual y afectados por los cambios futuros.
Ante esta realidad que se plantea, los socialistas decimos NO a todo intento de profundización de la pobreza, marginación y exclusión.
Con el mismo énfasis que en lo expresado, denunciamos el carácter violento de las reformas que se intentan implementar. Violencia que despierta la necesidad de expresión de rechazo por parte de la sociedad afectada y que el propio gobierno de Cambiemos utiliza para desatar la más cruda represión utilizando el monopolio del poder que el Estado le confiere, para acallar todo malestar.