Carlos Sotelo, integrante de la Comisión directiva del Sindicato de la Fruta que tiene su sede departamental en calle Sarmiento de Chajarí, relató a DIARIO JUNIO lo vivido el martes pasado, cuando junto a otro funcionario del gremio –un hombre de apellido Flores- y dos inspectores de la Dirección Provincial de Trabajo venidos desde Gualeguay, se hicieron presentes en una quinta citricola de un productor de apellido Stivanello –que, dijeron, es exportador- en Colonia San Miguel, zona ubicada entre Villa del Rosario y Santa Ana. Al llegar, se encontraron con un grupo de mas de treinta personas cosechando. Se pide hablar con el encargado para obtener los datos de la situación laboral de los trabajadores, a lo que se presente un hombre mayor, de apellido Pizzio, que oficiaba de tractorista en la quinta. Este sujeto, les dice que no esta habilitado para dar los datos de los trabajadores hasta que no se hiciera presente en el lugar su hijo, un hombre mas joven identificado como Jorge Pizzio, que es dueño de una “agencia de servicios” que proveyó –en este caso- de los trabajadores al productor dueño de la quinta mencionado anteriormente. Estas “agencias de servicios” son una verdadera espina en el trabajo tanto de los órganos contralores del Estado como de los sindicatos. Proveen de mano de obra o transporte a productores de la zona, enmarcados en un contexto legal dudoso.
Continuando con el relato, Sotelo indicó que mientras esperaban que apareciera el hombre de apellido Pizzio –que fuera quien aportó al productor la mano de obra tercerizada- los trabajadores iban recibiendo, de a uno, por parte del tractorista –el padre del supuesto dueño de la agencia- las fichas que se le entrega a cada cosechador depende de los que cosechó, y que luego le permite cobrar el efectivo por su trabajo. “Yo vi que cuando les entregaba las fichas a cada uno, como que disimulaba para que no nos diéramos cuenta que le decía algo en voz baja. Vi como que los conversaba. Yo no escuchaba pero vi que algo pasaba, se tapaba con el brazo y les decía algo.”, contó Sotelo. Los trabajadores iban recibiendo las fichas y se iban yendo del lugar. “De repente se quedó todo en silencio, no se escucharon mas voces ni nada. En pocas palabras, los fue charlando para hacerlos escapar de la quinta. No quedó nadie.”, relató. “Calculo que los hizo salir por el fondo de la quinta, porque habíamos mandado gente (del total de los que formaban la comitiva que abordó la quinta) a las entradas y a otro lugar para que no se escapara nadie.”, estimó. “Llamamos a la policía, que los empezó a buscar adentro de la quinta y nada. Y nadie se hacia cargo. Al rato aparece Pizzio (el dueño de la agencia de servicios) y nos decía que él se hacia responsable de los trabajadores, que no tenia problema, pero que los muchachos no están, no hay nadie”.
“Se hizo un descargo en la policía y se labró un acta por obstrucción. Y para colmo cuando íbamos a la Comisaría de Santa Ana, encontramos a todo el grupo de cosecheros a la vera de la ruta 2, saliendo del medio del monte”, expresó entre con bronca y risa. “Y encima lo alcanzamos a ver a Pizzio que los iba a buscar”, agregó. Además, el gremialista relató un momento digno de un paso de comedia, cuando –según su testimonio- el hijo del dueño de la quinta se hizo presente en el lugar e increpó al titular (Pizzio) de la agencia de servicios -que había provisto del material humano para la zafra al propietario/productor- preguntándole quien era y que hacia ahí.
Gustavo Acosta, titular del Sindicato en la zona, lamentó el hecho por las características mismas (otra vez les escondieron a los obreros) pero, además, porque “ahora –de acuerdo a la nueva legislación vigente- la responsabilidad de los trabajadores recaerá sobre el productor”. Acosta agregó que “no podemos aceptar que contraten esas agencias de servicios que vienen trabajando desde la década del 90 y nunca afiliaron un solo trabajador. Ya, incluso, el año pasado también con este mismo dueño de esta “agencia” nos paso que fuimos a una inspección y nos escondieron a los trabajadores. Los salimos a buscar y los encontramos a todos –muchos de ellos menores de edad- escondidos agazapados en un eucaliptal”, complementó Acosta.
Otros operativos.
Acosta, Flores y Sotelo detallaron que entre martes y miércoles también se hicieron otros controles. Uno de ellos fue en más de una docena de lugares entre empaques y quintas. En ellos, constataron la presencia de unos 60 trabajadores, de los cuales solo tres estaban en blanco.
Y en otro trabajo llevado adelante el miércoles en el puesto caminero de “Cerrito”, se pararon unos diez colectivos de los que transportan personal para la zafra. Se les tomaron los datos a unos 120 trabajadores, pero los “encargados” del personal no contaban con ninguna planilla que atestiguara la situación legal de los transportados. “A partir de las actas que labramos ahí, tienen cinco dias para presentar la documentación en Trabajo”, explicó Acosta, quien agregó que uno de los colectivos “se escapó”. “Lo paramos y le dijimos que vaya estacionando en la banquina, y de a poquito se fue yendo para adelante, para adelante hasta que se fue del todo”, contó. El operativo contó con colaboración de la policía del mencionado puesto caminero.