El senador Cresto se solidarizó con Gastaldi y destacó que Quevedo “toleró pasivamente” durante 10 años que su nombre circulara en la web

NOTA TEXTUAL DEL SENADOR CRESTO

La libertad de prensa es una herramienta fundamental  e insustituible para defender los derechos humanos y como se sabe en nuestro país tiene rango constitucional. En el caso puntual, entiendo que el periodista Claudio Gastaldi de Concordia tiene sobrados méritos, más que suficientes como para demostrar que es un ferviente militante defensor de los derechos humanos. También que su accionar es coherente, con un inexpugnable sentido ético, manifestado en forma permanente, independientemente de los gobiernos de turnos.

Vale el apoyo dado, ya que en más de una oportunidad le dio visibilidad en la agenda pública a un tema sensible y esencial para la existencia de un estado de derecho, como es el de los derechos violados de los desaparecidos, la búsqueda constante y el dolor de sus familiares, el reclamo de justicia, la persecución implacable a los autores de delitos aberrantes. Todo lo hizo mientras otros muchos periodistas callaban o miraban para otro lado.

Sin entrar en disquisiciones técnicas -ya que como abogado confieso que no cuento con todos los elementos propios de un expediente judicial como para hacerlo con total precisión – parece ser una injusticia la que comete el fallo judicial, ya que se trata (por los datos recolectados de una compulsa en los distintos medios), de una información que circuló desde hace años en los medios la que reprodujo el periodista Gastaldi (la solicitada con sus firmas) que recién fue desmentida en forma tardía por uno de los firmantes, (el ex Juez Quevedo) siendo que aparentemente , antes toleró la referida circulación de la información pasivamente, sin iniciar acción alguna al respecto. Parece muy difícil que no se haya enterado y como se dijo, inoportuna su desmentida.

El compromiso con los derechos humanos, combinados inseparablemente con el respeto con la democracia, con la república incluye – lógicamente –la defensa irrestricta, sin cortapisas de la libertad de prensa, que exige defender sin medias tintas, en forma concreta, palpable y contundente desde los distintos lugares institucionales que nos toque ocupar, a los periodistas probos, honestos, que desde sus respectivas visiones – con las que podemos coincidir a veces y  otras no – tratan de construir una sociedad sobre la base de la verdad, con memoria y buscando justicia.

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