BONANZA Y TRAGEDIA
El estudio de referencia tiene la contundencia de lo incontrastable, así como la coincidencia de las bajas salariales con los sangrientos episodios políticos que vivió el país a lo largo de 78 años (desde al año 1935 hasta el 2013).
En efecto, en el año 1935 el país venía de experimentar el primer golpe de Estado contar un gobierno constitucional como fue el de Hipólito Irigoyen. En ese año la participación de la masa salarial en relación al PBI alcanzaba el 38 % y llegó al 36 % en 1945 cuando el peronismo accede al gobierno gracias al voto popular.
A partir de allí, es notable como la curva comienza a ascender hasta llegar a un porcentaje cercano al objetivo planteado por el expresidente Juan Domingo Perón que pretendía un 50 y 50 %. De hecho en los últimos años del segundo gobierno, los trabajadores llegaron a participar del 48,7 % de los ingresos.
El resultado de ese logro es conocido, el odio de clase de los sectores económicos más poderosos del país, hicieron tronar el escarmiento. Primero en el mes de junio de 1955 bombardeando Plaza de Mayo y matando a una cifra indeterminada aún de ciudadanos y con el objetivo de derrocar al tirano, como llamaban al entonces general y presidente. Algunos meses después, lograron que el entonces presidente se transformara en el “tirano prófugo”.
El violento episodio coincide con una abrupta caída del salario hasta la llegada de los gobiernos de Arturo Frondizi (1958-62) y Arturo Umberto Illia (1963-66), donde el salario comienza a crecer levemente. Nada sustancial, eran gobiernos débiles que llegaban al poder en el medio de un brutal ataque contra la libertad como es la proscripción.
LAS LUCHAS OBRERAS Y POPULARES, EL DESENLACE Y DE NUEVO LA TRAGEDIA
Fueron años en el que la proscripción al peronismo habilitó una lucha tenaz tanto del movimiento obrero como de distintas formaciones políticas que estuvieron signados por la consigna “Luche y Vuelve” en el caso del peronismo y en los movimientos y partidos de izquierda cuyo objetivo era alcanzar un sistema socialista de gobierno.
Durante esos años, el movimiento obrero logró un grado de organización y conciencia que la lucha por mejores salarios ; condiciones laborales y el estado de bienestar, estaban en el centro de las preocupaciones. El marco internacional jugaba un papel preponderante. La revolución cubana y los movimientos populares en alza en toda América Latina, así como el Mayo Francés, despertaban y encendían las pasiones revolucionarias de la juventud.
El Cordobazo fue el punto más alto de la lucha anti-dictatorial y promotor de la caída del dictador Juan Carlos Onganía, que derivó en una caída tras otra hasta llegar a conseguir el objetivo de la vuelta de Perón a la Argentina y, antes, una carrada de votos puso en la cima del poder a Héctor Campora que llevó el salario al 48,8 % de la participación obrera.
La virulencia desplegada por el poder económico, ante la llegada de ese gobierno que retornaba a la senda del estado de bienestar, los salarios dignos ; las buenas condiciones de trabajo y pleno empleo, representaban un golpe a la ganancia capitalista.
El desenlace fue peor que en 1955, la dictadura militar que llegó al poder en 1976, logró en apenas un año llevar el salario de ese 48,8 % a su nivel más bajo (el 30,4 %), con excepción del año de la hiperinflación (28,1 %) y los saqueos del período De la Rua (28,3 %).
La persecución política, los asesinatos, la desaparición de personas y todas las atrocidades de ese sangriento período, tuvieron ese claro objetivo, no fue coincidencia.
EL DESENDEUDAMIENTO Y UN ESTADO DE BIENESTAR EN LIBERTAD
La dictadura arrebató el gobierno cuando la deuda externa apenas llegaba a los 7 mil millones de dólares y abandonó el gobierno dejándole a Raúl Alfonsín una mochila que superaba los 40 mil millones de dólares.
Lo más que pudo hacer Alfonsín con esa deuda encima y en ese marco internacional, fue llevar el salario al 40 %. No duró mucho y allí comenzó la novedosa experiencia del golpe económico que, en ese caso fue el período hiperinflacionario que derivó en el menemismo, el desguace del Estado, la desocupación, el hambre, la precarización laboral y el estado de bienestar tirado al tacho de la basura.
Al finalizar el menemismo y con la frustrante experiencia de la Alianza encabezada por el gobierno de Fernando De la Rua, ya nadie esperaba nada bueno para este país.
No fue así, en el 2003 y luego de contar los muertos de la represión y los miles de desherados que comían tierra, armaban los clubes del trueque y propagandizaban la consigna “Argentina tiene una salida : Ezeiza”, llegó el kirchnerismo.
En el año 2013, el estudio al que hacemos referencia en esta nota, logró que el salario alcance el 49,7 % de participación de la masa salarial en el PBI.
Ese nivel salarial, el más alto de la historia, la desocupación del 6 % y el desendeudamiento externo parecía un sueño ya que se había logrado en el marco de un país donde las libertades públicas y ciudadanas nunca habían logrado tan alto nivel.
Ese país ya no existe, desde al 10 de diciembre de 2015, la sociedad adoptó el relato de que lo que vivimos en los pasados 12 años, fue una fiesta a la que hay que pagar.
La fiesta claro, fue esa, el nivel salarial más alto de la historia, una desocupación del 6 % y un desendeudamiento externo que le permitía a la sociedad toda y en especial a los sectores otrora más empobrecidos, darse lujos como las vacaciones ; la compra de autos y motos ; el aire acondicionado, la calefacción accesible y el trabajo.
Todo eso en un clima de plena libertad y logros en materia de derechos sociales, impensados en otros tiempos
Faltaba mucho para llegar al país ideal, hoy falta mucho más y faltará más a medida que el actual gobierno siga adoptando medidas políticas y económicas como las que estamos viendo.
La destrucción de empleo y salario no es perversidad, es como la historia del escorpión que mata a su salvador, pura naturaleza.
No fue un golpe de Estado, ni siquiera un golpe económico (a pesar de los innumerables intentos), fue pura decisión de la sociedad a través de un voto del que deberá hacerse cargo.