“El sable corvo de San Martín tiene una larga historia. Hemos decidido trasladarlo al Museo Histórico Nacional, el lugar que resguarda los tesoros de nuestro pasado”, señaló la mandataria en un mensaje difundido por Facebook.
Y en ese sentido, agregó: “En este espacio, destino de su donación original, quedará en exhibición permanente bajo custodia de los Granaderos a Caballo para que todos y todas puedan conocer el célebre sable corvo de José de San Martín. La espada que liberó a medio continente”.
En Twitter, la jefa de Estado recordó que el General San Martín “no quiso empuñar su sable contra sus compatriotas”, en el marco de las guerras civiles que desangraron al país tras la declaración de la Independencia.
Cristina subrayó que San Martín le envió el arma que había empuñado al frente del Ejército de Los Andes al gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, cuando el país era amenazado por un bloqueo naval anglo francés.
“Los herederos de Juan Manuel de Rosas, custodios del sable de San Martín, lo cedieron al Museo Histórico Nacional”, afirmó la Presidenta en uno de sus mensajes escritos en Twitter.
Cristina comparte además extractos de la carta que San Martín le envió a Rosas al cederle el sable: "Contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillar a la patria. Como prueba de satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con la que ha sostenido el honor de la república”.
“El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de la América del Sud le será entregado a Dn. Juan Manuel de Rosas", enfatiza la misiva del Libertador difundida por la mandataria.
PIGNA
“Esta arma es la que lo va a acompañar a San Martín durante toda su vida, y tiene una historia altamente interesante y apasionante: es un thriller todo lo que va a pasando con el arma”, dijo, en diálogo con la Televisión Pública.
Es que, comprado por él en Londres en 1811, el sable que acompañó al libertador en todas las batallas independentistas en las que participó; fue legado a su muerte al por entonces gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas “como prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”.
A fines del siglo XIX, Manuela Rosas, quien residía en el extranjero, lo donó a la Nación Argentina, manifestando el deseo de que fuera depositado en el Museo Histórico Nacional con su vaina y caja, tal cual fue recibido el legado del General San Martín.
El arma fue repatriada y en 1897, el entonces Presidente José Evaristo Uriburu dispuso que fuera depositado en el actual Museo Histórico Nacional.
Aquel traslado, según advierte Pigna, fue muy diferente al actual.
“Es muy lindo que haya tanta gente en la calle acompañando en este momento (de la restitución): la otra vez fue recibido en soledad porque Uriburu era un presidente anodino que no dejó nada para el país, salvo negociados, y era integrante de aquel núcleo liberal que no quería mucho a San Martín” por sus concepciones, como político, sobre lo público, dijo.
Durante 66 años el sable del General San Martín permaneció expuesto en el Museo Histórico Nacional, lugar del que fue robada en dos oportunidades por la resistencia peronista, en los años 1963 y 1965.
En 1967, el dictador Juan Carlos Onganía decretó que fuera transferido al Regimiento de Granaderos a Caballos General San Martín la guarda y custodia del sable corvo, donde permaneció hasta hoy.
El autor del libro “La voz del gran jefe” recordó que el sable que lo acompañó al libertador en todas las batallas libradas por la independencia de Argentina, Chile y Perú “era un arma que había que usarla con mucho coraje y que habla que los jefes iban a la vanguardia”.
“Era un sable de combate, muy eficiente, que se usaba entre balazo y balazo: en esas ocasiones había que usar armas cortas y esto era fundamental para salvar tu vida y para atacar. Era un sable de golpe que se usaba el contrafilo para golpear y luego sí lastimar, como podía ser el degüello”, contó.
De San Martín destacó que fue “un gran gobernante y un estratega como no tuvo América”, porque el cruce de los Andes “es una hazaña que no tuvo parangón en la historia porque no hay con qué compararla”.