La Corporación Financiera Internacional (IFC), la división del Banco que da préstamos al sector privado, informó que mientras no concluya ese período no habrá una decisión de seguir adelante o no con el financiamiento de las dos plantas.
«Lo importante aquí es que se ha abierto un diálogo», dijo Dimitris Tsitsiragos, de IFC.
«Estamos comprometidos con buscar el financiamiento, pero también estamos comprometidos con el medio ambiente y el impacto en las comunidades nativas».
Los proyectos están ubicados en Fray Bentos, en la ribera uruguaya del río Uruguay, y tienen en cartera una inversión total por 1.860 millones de dólares, de los cuales el Banco Mundial potencialmente financiaría hasta 400 millones.
Tsitsiragos, director del departamento de manufactura global, indicó que el llamado «Estudio de impacto acumulativo» ha sido puesto no sólo a disposición de los gobiernos de Montevideo y Buenos Aires sino también del público.
«Es un estudio serio y amplio», declaró en una rueda de prensa. «Deseamos usarlo como base para el diálogo que tenemos con las comunidades locales y un punto de partida para una mayor participación del público y los expertos».
La construcción. Los proyectos de celulosa de papel son patrocinados por el grupo ENCE, de España, con el nombre de «Celulosas de M´Bopicuá»; y Oy Metsa Botnia, de Finlandia, con el nombre de «Orión». Están ya en una primera etapa de construcción en Uruguay, ya que fueron autorizados por el gobierno de ese país.
La Argentina alega que las plantas afectarían negativamente la salud de las comunidades ribereñas y el turismo, que es una de las principales fuentes de ingreso en el área.