Gómez cumplía hasta el momento una prisión preventiva dispuesta 48 horas más tarde de cometido el crimen y esta semana venció el plazo. La Fiscalía y la defensa coincidieron en que ya no era necesario aplicar esta medida y por lo tanto se optó en un arresto domiciliario.
La discusión se centró en el tiempo de aplicación de esta medida: El fiscal Lisandro Beherán requirió 45 días, en tanto el juez Podestá se inclinó por otros 30 días. La novedad es que se ordenó la colocación de una tobillera electrónica para monitorear los pasos de Gómez, ya que enfrenta una pena de prisión perpetua y existe la posibilidad de fuga.
La Investigación Penal Preparatoria está prácticamente agotada, y sólo se espera por el arribo de informes periciales que realizó Gendarmería Nacional en Buenos Aires, entre los cuales está el dermotest practicado a Gómez y Juan Zapata, el otro policía que participó del operativo el 9 de octubre y que rápidamente fue dejado en libertad.
En la autopsia practicada al día siguiente del homicidio, se confirmó un dato clave para la investigación que complicó aún más la situación de Gómez, que fue quien supuestamente apretó el gatillo: el disparo ingresó por la nuca con orificio de salida por el rostro. Y también se comprobó que la ejecución se realizó a una distancia de 95 metros.