El peronismo ya no será el gran simulador de coincidencias, ahora apareció UNEN

Massa era un ejemplo vivo de opostunismo, siendo funcionario kirchnerista fue a la embajada norteamericana a hablar mal de su jefe. Ahora y como está seguro de ganar se sincera (pese a que la fórmula del stablisment sería Scioli presidente Massa Gobernador), bienvenido el cambio.

Una encuesta publicada el pasado domingo en La Nación da cuenta que solo el 27 % de los ciudadanos dice tener cercanía con algún partido y un dato digno de tomarse en cuenta, de esos casi 8 millones, 5 se manifiestan cercanos al FpV y de esos 5 millones solo 600.000 se reconocen del Partido Justicialista. Luego de las elecciones del 2011 el que suscribe ya había adelantado que la inmensa mayoría del 54 % de votos a CFK no se reconocían justicialistas. 

El nivel de cachivache que ha mostrado la política en estos más de 30 años contribuyó de modo concluyente a que la sociedad se fuera alejando cada vez más de la política a la que comenzó a ver como sinónimo de tranza, curro, despojo, un espacio para trepar socialmente, en fin, un lugar horrible del que las personas a las que les cuesta fingir huían y quienes se negaban a involucrarse en situaciones nonc santas, preferían estar al margen.

A que esa situación se cristalice contribuyó el stablisment, en rigor, el poder real, los dueños del dinero que, ante la desaparición de la política como expresión de las sociedades democráticas, queda con el camino libre para decidir el rumbo del país.

Desde el 2003 hasta hoy, la lucha por recuperar la política como expresión de lo popular es feroz. Es una de las razones por las que tanto se estigmatiza y vitupera a esta gestión que, desde la política le presentó batalla a los dueños históricos del poder en argentina. Visibilizó nuevamente que es posible que a través de elecciones democráticas el pueblo podía decidir su futuro. O sea, que no es lo mismo un gobierno que otro.

 

EJEMPLOS QUE ARMARON UN CUADRO

Un dato saliente de estos más de 30 años de democracia es que en la lucha por el poder, el pejotismo le llevaba varios cuerpos al resto de las fuerzas, entre otras cuestiones porque fue una bolsa de gatos pero disciplinada.

Creyeron aprender del sincericidio del indultador Italo Luder y Herminio Iglesias de modo que se pasaron al renovadorismo y de este al menemismo, sin chistar, con disciplina y constricción militante.

Al país no le fue bien, el menemismo destruyó el aparato productivo, dejó un tendal de millones de pobres argentinos tirados a la cuneta del hambre y la desocupación ; la cruel fotografía de la corrupción y el contraste de políticos millonarios con un pueblo que comía tierra, en fin, hizo añicos la idea que el peronismo es justicia social.

Para los primeros díscolos cundió el ejemplo y en millones se asentó al idea que no era posible otra cosa. El tiempo y la llegada del kirchnerismo pareció zamarrear algunas conciencias.

 

INCOGNITAS Y PUJAS HACIA EL 2015

Aunque desde la perspectiva de esta nota Massa es el significado de la vuelta a los 90, es también la válvula de escape que permitirá cristalizar –ojalá que definitivamente- la sinceridad ideológica y el fin de la bolsa de gatos con disciplina. Al menos en ese espacio.

Por primera vez y gracias al kirchnerismo y al aprendizaje de todos estos años de democracia los peronistas de derecha forman su partido y se presentarán con sus candidatos. Así, este principalísimo espacio político ya no contendrá en su seno y como si nada, a Duhalde y a Kicillof. Sergio Urribarri que se presenta como el más kirchnerista de todos, afirma que lo primero que deben hacer los candidatos de ese espacio es recconcer lo hecho hasta ahora y a Cristina como conductora y referente principal de lo logrado.

Lo llamativamente triste es que los ‘progres’ que se cansaron de hablar pestes de la bolsa de gatos, se encaminan a dejar conformada una felinada peor que, a diferencia de la de Juan Perón que se multiplicaba, la que se presentó ayer en sociedad, se encamina a ser un símil de los inventos del agente 007 que se autodestruían en 5 minutos.

De este modo y mientras los peronistas y por la razón que sea, aprendieron a que no es ni ético ni beneficioso para el país y para ellos, mezclar el agua con el aceite y que es mejor para la política que los ciudadanos se acostumbren a verla no como un cachivache sino como algo serio y que esa perspectiva es mejor que simplemente ganar elecciones, los progres se tapan los ojos, los oídos y abren grande la boca para aprontarse a tragar los sapos más voluminosos y ásperos de los que el país tenga memoria.

Bienvenido Massa

 

LA IZQUIERDA DURA

En tanto, la izquierda dura, entiéndase por esta a los partidos trotkistas que conformaron el Frente de Izquierda, no le fue mal con el oportunismo a toda prueba. Los pro chinos del PCR son otra historia y merecería un capítulo, por su comportamiento errático más que por su escasa o nula incidencia.

Comenzaron llenando el acto de la Sociedad Rural de banderas rojas con hoz y martillo en el caso de Vilma Ripoll (un desprendimiento de los tantos de lo que en su momento fue el MAS) y comunistas revolucionarios (PCR) ; siguieron con la repartija de flores en radio Mitre entre Jorge Altamira (figura emblemática del PO) y Samuel "Chiche" Gelblung que le aconsejaba y Altamira aceptaba al aire esas sugerencias en  pleno proceso de lucha por la ley de medios.

Cada uno hacía su negocio. Toda esa gama de la izquierda ganaba en notoriedad, se hacía conocer, por primera vez los medios dominantes de la argentina los reconocían (los medios del grupo Clarín y hasta La Nación) y le ofrecían micrófonos a cambio de asegurarse una carrada de estiércol contra este gobierno. Gracias al PO el monopolio mediático no se parecía a Frankestein sino a Caperucita pronta a ser comida por el lobo que venía a ser el gobierno y la yegua.

Los partidos trotkistas fueron de todo ese grupo los más gananciosos, en las elecciones vastos sectores sociales a los que nunca hubieran llegado, fueron generosos con sus candidatos y así llegaron al congreso.

Ganaron en visibilidad sí, pero para lograrlo tienen que acompañar los paros convocados por Luís Barrionuevo y contribuir a que el Momo Venegas siga presentándose como el defensor de los trabajadores aunque en el último paro el trabajo en negro no haya figurado como reclamo gremial, pese a tratarse del principal problema del sector obrero.

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