EL PATRÓN

Hermógenes  Saldivar, el carnicero, asesta esas  puñaladas precisas, inesperadas, agiles a  Latuada, el patrón (1). Ese hombre viene de Santiago, de la miseria, sin letras, sin neuronas, sin palabras, “inapto”.

Sin posibilidades, llega a Buenos Aires,  a gastar sus últimos sueños. Anhela una familia, un trabajo, una casita. Con la pierna rota y los sueños plenos, con su fuerza y su voluntad, sin palabras que decir, viene buscando un patrón bueno a quien servir.  

El patrón lo explota, lo maltrata, lo engaña, lo humilla, lo desprecia, lo obliga a vender carne podrida. Suelta sus insultos como cuchilladas, sus palabras son puñales: “negro/a de mierda, paraguayo de mierda”, “negros hijos de puta”. Lo oprime, lo asfixia, lo esclaviza. Hermógenes aguanta, soporta, están sus sueños y no tiene opciones. Finalmente estalla y lo ensarta con su cuchilla de carnicero. Violencia contra violencia. Si “la vida es un destino a cumplir”,  el santiagueño lo obedece en ese instante.  Hay algo de metáfora en ese tajo mortal. Por eso horroriza, desgarra, pero también aligera y repara.

Se apaga la pantalla, se encienden las  luces y se hace la ronda en la sala (2). Como salido de la pantalla, como si  el film, la historia,  continuara,  aparece Pablo. Es joven, tendrá 18, 20 años. Está ahí, lúcido, esmirriado, potente, cansado, fabuloso. Como si hiciera falta dice que la película muestra lo que pasa: En la cosecha, en el campo, en el monte, en la quinta, en el aserradero, pasa lo mismo. Te amontonan, te explotan, te negrean, dice.

Pablo nos saca de la ficción. Eso pasa acá, en Concordia, en Federación, en Chajarí.

Pablo, Alejandro y otra chica que despuntan inteligencia, van a la escuela, como pueden. Con la mirada triste y cansada describen la explotación, el negreo, el maltrato  y los salarios  de hambre a los que son sometidos. Aún creen que la vida no es “un destino a cumplir”. Tal vez porque en el inconsciente colectivo existan todavía imágenes de una época feliz. Un fugaz instante de justicia entre tantas calamidades. Una pausa en la historia que se  llamó peronismo .Exigió  a los patrones a pagar lo que correspondía. A aquellos que los despreciaban, los discriminaban. Aquellos que aun hoy con un cinismo indescriptible los acusan de preferir los planes a sus sueldos de hambre.  Y estableció un estatuto, derechos para los peones. Y los reconoció. Y los dignificó…

Después, ese movimiento,  se puso el traje y la corbata de los patrones.

Ojalá que algún día vuelva, por Pablo, por Alejandro, por esos gurises maravillosos. Ojalá que algún día vuelva la dignidad para los trabajadores, porque la vida no es un destino a cumplir.

 

TRABAJO, SALUD MENTAL Y SUICIDIO: FRANCE TELECOM

“No se puede jugar con la ley de conservación de la violencia, toda violencia se paga y, por ejemplo, la violencia estructural ejercida por los mercados financieros en forma de despidos, perdida de seguridad, etc. se ve equiparada, más tarde o más temprano, en forma de suicidios, crimen y delincuencia, adicción a las drogas, alcoholismo, un sinnúmero de pequeños y grandes actos de violencia cotidiana”

Pierre Bordieu.

Como dice el sociólogo francés, la violencia, los suicidios, las adicciones, los emergentes actuales del malestar en la cultura, de una cultura del mal-estar, no son sino consecuencias de un sistema social, económico, cultural de explotación laboral, de desigualdad  y exclusión social. De concentración y apropiación  de la riqueza que producen los trabajadores, en pocas manos. El crimen de Hermógenes es una respuesta individual y violenta a la violencia del sistema capitalista. El alcohol, las drogas, el suicidio, la violencia, son otros modos de expresar hacia adentro  de sí mismo, esa opresión, como válvulas de escape que fragmenta, que destruye, que no modifica la realidad. Solo la expresión organizada, colectiva, hacia afuera, enfocando bien sus causas, solo la lucha organizada, puede cambiarla y producir justicia. La lucha colectiva solidaria  y la salud mental  son una y la misma cosa. Es el camino que enseñaron las Madres de plaza de mayo.

Una experiencia extrema que refleja esta asociación entre el trabajo, la desocupación y la salud mental,  fue la privatización de la telefónica francesa, en el 2007. Los nuevos gerentes consideraron que la planta de trabajadores era excesiva. Querían sacarse de encima a veinte mil.

La estrategia fue la tortura y la persecución. Malos tratos, traslados, oficinas sin ventilación ni luz asignadas a trabajadores sin tarea ni compañía, etc. Estrategias de desgaste vía tortura que tan bien conoce la “cuna de la civilización”. La consecuencia fue el suicidio de 30 trabajadores.

En el alegato, la defensa de los gerentes “argumentó” que la depresión de los empleados era previa. Por eso es tan importante cuestionar, denunciar el reduccionismo organicista en el campo psiquiátrico que atribuye a la depresión causas biológicas. Ese seudosaber que se maquilla de pretensiones científicas.

La depresión, como todo padecimiento humano, tiene causas complejas y multidimensionales. La esfera social, cultural, laboral es fundamental para su comprensión y abordaje. Para evitar la medicalización de las injusticias sociales. Lo fundamenta de manera brillante Miguel Orellano en su libro “Trabajo, desocupación y suicidio” (3).  La labor  creativa y  libre es motivación del sustento, la identidad, la dignidad y la libertad del hombre, el trabajo alienado y la desocupación son  fuente de su sufrimiento, deshumanización e infelicidad. La explotación, la precarización laboral, la desocupación, la pérdida del empleo son causas principales, directas o indirectas de los padecimientos psíquicos  y una de las raíces  del suicidio.

En el día del trabajador que evoca la lucha que congregó martirio y esperanza, me permito saludar a todos los que día a día buscan la dignidad, y soñar con que la vida no sea algún día un destino a cumplir, que alguna vez por los campos, por las quintas, por las fábricas, por los montes y los aserraderos, vuelva a brillar la luz de la ecuanimidad, de la equidad y la honradez, a soñar que  regrese, algún día la justicia social.

 

(*) Psicólogo. MP243

  • Referencia a la película “El Patrón : radiografía de un crimen” guionada por Sebastián Schindel
  • Referencia a la sala de la biblioteca “Julio Serebrinsky” donde se proyectó la película en el contexto de Cine/debate propuesto por “Lazos en red” y la Biblioteca.
  • “Trabajo, desocupación y suicidio” Miguel Orellano. Editorial Lumen.

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