El Papa condenó el calentamiento global y llamó «a tomar conciencia»

En el texto, además, propone una “ecologi?a integral, que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales”.

Francisco condena el calentamiento global y llama "a tomar conciencia" en su Encíclica sobre medioambiente

“La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez ma?s en un inmenso depo?sito de porqueri?a”, diagnostica el sumo pontífice en el texto titulado “Alabado seas. Sobre el cuidado de la casa común”, divulgado hoy por el Vaticano, en el que con la mira puesta en los problemas ambientales no deja de remarcar que “los pai?ses pobres necesitan tener como prioridad la erradicacio?n de la miseria y el desarrollo social de sus habitantes”.

La tierra "clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella", comienza Francisco el texto de 191 páginas y 246 párrafos en el que habla de la ecología como un estudio de la "casa" de todos y pide responsabilidad por el "bien común" contra el riesgo real de la auto-aniquilación, al tiempo que critica que "los poderes económicos siguen justificando el actual sistema mundial".

“¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?”, se pregunta el Santo Padre en la Encíclica en la que afirma que "el medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos".

“La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez ma?s en un inmenso depo?sito de porqueri?a” En su mensaje plantea que "la humanidad tiene aún la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común” ya que “el ser humano es todavía capaz de intervenir positivamente”, y reafirma que “no todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, pueden también superarse, volver a elegir el bien y regenerarse”.

El texto esta? atravesado por algunos ejes tema?ticos que analizan el tema de la creación desde una perspectiva interdisciplinaria y hacen foco en “la i?ntima relacio?n entre los pobres y la fragilidad del planeta, la conviccio?n de que en el mundo todo esta? conectado, la cri?tica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnologi?a”.

Asimismo pone el eje en “la invitacio?n a buscar otros modos de entender la economi?a y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecologi?a, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la poli?tica internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida”.

“El calentamiento es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, econo?micas, distributivas y poli?ticas, y plantea uno de los principales desafi?os actuales para la humanidad”, arremete el pontífice en el texto y plantea que si “el clima es un bien comu?n, de todos y para todos”, el impacto ma?s grave de su alteracio?n recae en los ma?s pobres.

Pese a esto, el Papa diagnostica que muchos de los que “tienen ma?s recursos y poder econo?mico o poli?tico parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los si?ntomas, tratando so?lo de reducir algunos impactos negativos del calentamiento”.

Un primer fundamento de la obra son las reflexiones sobre la tecnologi?a y sus peligros: se le reconoce su contribucio?n al mejoramiento de las condiciones de vida, aunque tambie?n “dan a quienes tienen el conocimiento, y sobre todo el poder econo?mico para utilizarlo, un dominio impresionante sobre el conjunto de la humanidad y del mundo entero”.

Según el escrito, son justamente las lo?gicas de dominio tecnocra?tico las que llevan a destruir la naturaleza y a explotar a las personas y las poblaciones ma?s de?biles.

En ese sentido, Francisco afirma que “el paradigma tecnolo?gico tambie?n tiende a ejercer su dominio sobre la economi?a y la poli?tica”, impidiendo reconocer que “el mercado por si? mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusio?n social”.

Entre las preocupaciones principales del escrito del Santo Padre está “la cuestio?n del agua”, por lo que afirma sin peros que “el acceso al agua potable y segura es un derecho humano ba?sico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condicio?n para el ejercicio de los dema?s derechos humanos”.

Y agrega en esa línea: “Privar a los pobres del acceso al agua significa negarles el derecho a la vida, enraizado en su inalienable dignidad”.

“La pe?rdida de la biodiversidad” es otro de sus ejes de preocupaciones, y afirma que “cada an?o desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podra?n ver”.

La enci?clica indica también que existe “una aute?ntica deuda ecolo?gica”, sobre todo del Norte con el Sur del mundo, reconociendo que frente al cambio clima?tico hay “distintas responsabilidades”, y son mayores las de los pai?ses desarrollados.

Por eso la enci?clica afronta dos problemas “cruciales” para el mundo de hoy. Primero que nada el trabajo: “En cualquier planteamiento sobre una ecologi?a integral, que no excluya al ser humano, es indispensable incorporar el valor del trabajo”, pues “dejar de invertir en las personas para obtener un mayor re?dito inmediato es muy mal negocio para la sociedad”.

La segunda se refiere a los li?mites del progreso cienti?fico, con clara referencia a los organismos genéticamente modificados, que son “una cuestio?n ambiental de cara?cter complejo”.

Si bien aclara que “en algunas regiones su utilizacio?n ha provocado un crecimiento econo?mico que ayudo? a resolver problemas, hay dificultades importantes que no deben ser relativizadas, por ejemplo “una concentracio?n de tierras productivas en manos de pocos”.

El nu?cleo de la propuesta de la enci?clica es una ecologi?a integral como nuevo paradigma de justicia que “incorpore el lugar peculiar del ser humano en este mundo y sus relaciones con la realidad que lo rodea”.

Sobre esta base el papa Francisco formula un juicio severo sobre las dina?micas internacionales recientes y afirma que “las cumbres mundiales sobre el ambiente no respondieron a las expectativas porque, por falta de decisio?n poli?tica, no alcanzaron acuerdos realmente significativos y eficaces”.

Su pedido más claro va en esa línea: "Hago una invitacio?n urgente a un nuevo dia?logo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversacio?n que nos una a todos, porque el desafi?o ambiental que vivimos, y sus rai?ces humanas, nos interesan y nos impactan a todos”.

Fuente: Telam

Entradas relacionadas