El obispo Collazuol admitió que “es un hecho que la práctica religiosa es de un bajo porcentaje” en los católicos

“Es un hecho que la práctica religiosa es de un bajo porcentaje de aquellos que se confiesan católicos”, afirmó el eclesiástico. “Algunos prefieren vivir un cristianismo sin iglesias. Bueno, dentro de su conciencia personal han hecho esta opción aunque nosotros podemos constatar que, de hecho, la fe siempre nos ha llegado a través de una comunidad de fe: la familia o una comunidad creyente”, indicó. “Es imposible ignorar totalmente la comunidad de fe para construir subjetivamente la propia forma religiosa”, añadió Collazuol.
Asimismo, dijo que la fe llega a los pueblos a través de la acción de la comunidad eclesial. “Una comunidad eclesial que tiene su centro en aquello que Jesús le ha dejado: la palabra y la eucaristía. Entendemos que dentro de la libertad personal de opción de conciencia muchos prefieran vivir una fe al margen de la comunidad pero entendemos que no es este el proyecto de Jesús”, sostuvo.
Respecto de la educación sexual en las escuelas, el obispo indicó que la Iglesia no se opone a la misma. “La Iglesia siempre ha defendido la educación sexual en las escuelas; ha dado lineamientos curriculares desde los organismo de educación privada de la Iglesia. Todos estamos de acuerdo en que hay una educación sexual que sea para el amor, fundada en los valores de la dignidad de la persona, de la familia”, indicó.
No obstante, aclaró que no están de acuerdo en la “deformación” de la educación sexual. “O limitar la educación sexual a la mera información de la genitalidad de la persona y no sobre los valores fundantes”, expresó. Tampoco están a favor de que sea “simplemente una educación para los métodos de la anticoncepción y no para la valoración de la familia y de la vida”.
En cuanto a la utilización del preservativo para prevenir el HIV y otras enfermedades de transmisión sexual, Collazuol indicó que “hay un método que es la fidelidad matrimonial que es el primero y el más seguro, y éste nunca se menciona. Ahora cuando promovemos una libertad sexual de cualquier tipo y de cualquier forma, habrá que inventar también los medios de prevenirse”.
Interpelado sobre la posibilidad de que los sacerdotes puedan concebir una familia, el eclesiástico dijo que es un tema de “permanente debate” que a veces aflora más y en ocasiones permanece más oculto. “La Iglesia Católica del rito latino ha hecho una opción desde siglos por el celibato. La Iglesia Católica oriental no lo tiene de la misma forma y hay la posibilidad de ordenar sacerdotes a hombres casados como en la Iglesia nuestra hay posibilidad de ordenar diáconos a personas casadas pero mientras tanto se ha mantenido el celibato”, expresó.
La percepción de la Iglesia como una entidad de ayuda a los más necesitados, para Collazuol, se debe a la función de Cáritas. “Le ha dado una cierta credibilidad a la acción de la Iglesia entre los sectores de la gente”, indicó. “Es muy poco lo que se puede hacer porque lo que hacemos es administrar lo que viene de la comunidad cristiana para ayudar a los hermanos. Tiene una dimensión de asistencia inmediata pero también intenta tener una dimensión de promoción humana y de formación de ciudadanía”, explicó el prelado.
Esto se debe a que las personas no deben estar dependiendo constantemente de una ayuda. “Es necesaria pero va creando cierto condicionante. Cuando yo le doy una ayuda a alguien también hay un mensaje de fondo: ‘te lo doy porque sos incapaz de alcanzarlo por vos mismo’. Ese mensaje oculto es lo que no queremos”, indicó Collazuol.
Para que la persona necesitada pueda valerse por sí misma coadyuvan la tarea educativa, los talleres, los emprendimientos en las comunidades barriales. ¿Han logrado transmitir el mensaje en forma paralela a la distribución de ayuda? “Es difícil de responder la pregunta porque hay de todo”, indicó. Hace poco, Collazuol charló con el padre a cargo de una de las parroquias barriales inserta en un barrio carenciado, quien le confesaba que en estos momentos se está atendiendo a una generación de chicos que concurren a los comedores cuyas madres también asistieron cuando eran chicas.
El prelado lamentó que los menores no tengan “la noción de lo que es la comida familiar compartida; el esfuerzo para prepararla, el efecto socializante que tiene el estar juntos alrededor de una mesa preparada. El chico necesita ser alimentado pero a veces hay contraindicaciones”.
Como contrapartida, valoró a través de talleres la integración de adolescentes en edades que no trabajan ni estudian porque “no pueden seguir estudiando y son muy jóvenes para trabajar”. En algunos barrios “se ha logrado integrar a buena parte de estos jóvenes”.

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