“La derogación posterior del Poder Ejecutivo de la Resolución Ministerial que impuso tales retenciones abre la expectativa de que cambie un estilo de gobierno que avasalló a la oposición, olvidando que el primer deber de las mayorías en una democracia republicana es garantizar los derechos de las minorías, entre otras cosas, no demonizándola, dividiendo al pueblo entre réprobos y elegidos.
El Radicalismo debe felicitarse de que en su seno el Vicepresidente haya arraigado sus convicciones republicanas jerarquizando la independencia del Poder Legislativo al que hemos visto funcionar, luego de casi cinco años de ostracismo, con la normalidad que no debe perder de aquí en más, ejerciendo su derecho de control de los actos del Ejecutivo.
El reclamo del Campo además de levantar su bandera sectorial en contra del incremento indebido de las retenciones, puso en el tapete otros reclamos institucionales que la política había olvidado hace ya varios años como la plena vigencia de una Justicia independiente y la vigencia efectiva del sistema Federal de gobierno, que entre otras cosas exige que la recaudación fiscal sea coparticipada con las Provincias donde se generan los recursos, entre ellos las retenciones, y que la ejecución de las políticas de distribución equitativa del ingreso en beneficio de los que menos tienen se efectúe por los organismos del Estado que están más cerca de las necesidades, esto es por los Gobiernos Provinciales y Municipales.-
Destacando la actitud del Vicepresidente, que no es dependiente del Presidente sino Presidente de una de las Cámaras del Legislativo, precisamente la que representa a las Provincias y lo controla, ante la pretensión de desplazamiento expresada por diversos miembros del Partido de la Presidenta, el Radicalismo debe garantizarle su respaldo institucional cualquiera que fueran los motivos que impulsó su decisión de integrar un Gobierno de distinto signo político, porque esta cuestión es menor cuando esta en juego el normal funcionamiento de la República”.
