EL NEOLIBERALISMO DEL SIGLO XXI

La mayor lucha política-económica, son los recurrentes conflictos en la distribución del excedente económico, enmarcados en la acumulación capitalista en todo nivel. Como economía periférica que somos, resultamos altamente vulnerables a los movimientos de variables definidas por los países centrales del capitalismo global. Y hoy más que nunca por las decisiones de las corporaciones transnacionales que dominan la escena de la economía mundial. 

Las características de inserción de la economía argentina a la economía mundial han dependido y dependen de la capacidad del bloque dominante de imponer a las clases subalternas, condiciones de acumulación y distribución del excedente económico en línea con sus intereses -O sea, la eterna lucha por el reparto de la «torta». Es entonces claro entender una línea de continuidad entre la apología de la supuesta bonanza nacional en las épocas  del «granero del mundo», con las aspiraciones de convertirse en el supermercado del mundo, promovidas por los actores políticos que representan a las diferentes fracciones de las clases dominantes.

Frente a estas posiciones que han planteado desde fines del siglo XIX, se han alzados en momentos de la Historia, gobiernos que han surgido del funcionamiento de la democracia y el voto popular, que han intentado con diferentes grados de éxito, disputar el supuesto destino manifiesto de primarización económica. Pero los sectores dominantes no han tenido reparos en apelar a las interrupciones del funcionamiento democrático (golpes de Estado, desestabilización  económica, etc) cuando las políticas regulatorias de las condiciones de acumulación de capital es en beneficio de una distribución de la riqueza más justa, y encima parecían profundizarse. Por eso, en estos días, la oposición plantea un peligroso discurso de «vaciamiento» y deslegitimación de la Democracia.

Esta embestida puede ser paradójica para los que creyeron ver intenciones razonables de actitudes democráticas a través del derecho de la libre expresión de esta nueva derecha. Nada más alejado de la realidad, y además significan señales preocupantes que ya forman parte de un presente de una «ultraderecha» que no tiene nada que envidiar a las derechas europeas. 

Ya no caben dudas de que en el mundo los problemas de desigualdad social, debilitamientos de las democracias, y degradación ecológicas, son generados por los imperativos sistémicos de la acumulación capitalista en la fase actual del Neoliberalismo del Siglo XXI. 

La emergencia de «tribalismos neoconservadores”, que muchas vecen apelan a metodologías violentas y antidemocráticas, como las bolsas negras colgadas en las verjas de la Casa Rosada, como un mensaje mafioso, que tenía siniestros presagios con la «obra cumbre del terror», con el intento de asesinato nada menos de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Kircnher.

Su naturaleza cuasi fascista es de carácter mafioso e intimidatorio para aquel que se anime a discutir el carácter dominante y brutal de las élites, ya sean empresarias, Poder Judicial, Religiosidad reaccionaria, o políticos corruptos que se pavonean dentro de una impunidad de un sistema que los contiene , los alienta, y se benefician con ellos.- Ellos solo se inclinan ante el Dios «mercado», una «religión” sin “ateos», pero con mucha historia sangrienta en un pasado lejano, pero también reciente en nuestro país. Por eso hay que desenmascarar a esta extraña combinación de un «neoconservadurismo moralizante» que con la apología del libre mercado, que hunde sus raíces en los padres del pensamiento neoliberal, como Milton Friedman, Von Hayek, y Von Mise, qie tan eficazmente supieron aplicar Margaret Tacher y Ronald Reagan en los 80 con una contraofensiva liberal contra las regulaciones estatales de la economía, maquillándose con la promoción de una moralización de la esfera política y en contra de la corrupción apelando a un falso sentimiento de tradicionalismo familiar y conservador.

Argentina ha sufrido cuatro décadas de ataque neoliberal en todas sus formas: militar, económico, cultural, periodístico, político, lo que permitió que una clase amorfa de pensamiento crítico, plagada de sentimientos emocionales reaccionarios, sembrado por los medios de comunicación en manos de grupos monopólicos, que han convertido  a la meritocracia y al individualismo en factores de disolución social, no haya podido reaccionar con una toma de conciencia de la realidad. Uno de los grandes ejemplos de esta dominación  ha sido el permanente ataque sobre la Educación Pública: No vaya a ser que alguno “tenga que caer en la Educación Pública» (Macri dixit). Dominar el pensamiento cultural, a través de la Educación, ha sido una pertinaz ofensiva del neoliberalismo cuando accedieron al poder. Hay que recordar que cuando viajó a Davos, en 2016, le ofreció al magnate S.Varquis la Educación Pública.

Recordar es salud para la memoria y para la conciencia.

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