Para tener la mayor certeza posible, trabajan entrecruzando diversos parámetros: los niveles de crecida por día, el retiro de los medidores de la Cooperativa Eléctrica y las evacuaciones que se iban haciendo día por día. “Eso nos permite aproximarnos lo más posible a la cantidad de familias por barrio”, indicó D´avila.
La documentación debe ser presentada a la Nación a través del IAPV. “Entiendo que hoy el Instituto de Viviendas estaba elevando a Nación ese requerimiento. Nosotros terminamos ayer al mediodía”, indicó. Una vez concluido ese trámite, la Dirección de Vivienda deberá salir a verificar casa por casa con nombre y apellido a las familias.
D´avila no quiso aventurar acerca del tiempo que insumirá las gestiones para obtener las viviendas. “Me gusta ser muy cuidadoso, lo he hablado con el intendente, y no crear falsas expectativas en la gente”, indicó. El funcionario se responsabilizó a sí mismo, al intendente, al gobernador y al titular del IAPV en la tramitación del programa de viviendas. “Estar pinchando, pinchando para que esto salga”, explicó.
Respecto de la disponibilidad de terrenos para la edificación, el titular de la Dirección de Viviendas explicó que el paquete incluye el espacio físico. “Es decir que el oferente, además de la construcción, debería asociarse al propietario del terreno para ofertar”, indicó. Uno de los requisitos es que los terrenos tengan acceso a los servicios indispensables.
Aunque ya es una cuestión a futuro, D´avila opinó acerca de la posibilidad, como ha sucedido en anteriores oportunidades, de que los terrenos que se desalojen vuelvan a ser habitados más adelante. “Todos pensamos, proponemos, ideamos, nos ingeniamos. Ahí en la zona del barrio Puerto se ha parquizado, se han hecho canchas de deportes y sin embargo en el tiempo nos han intrusado terrenos. Algunos del ferrocarril, otros del municipio y de la costa. Somos una ciudad ribereña y es un problema serio, culturalmente cuesta”, acotó.
Incluso, sostuvo que la problemática no se termina “metiendo” a un familia dentro de una casa por sus hábitos de vida. “Es muy difícil llevar a un carrero que vive de la los rezagos de la basura llevarlo a la zona oeste. Es complicado”, admitió.
Por otra parte, aseguró que están trabajando con dos programas al mismo tiempo. Uno de ellos es el programa de Integración Socio-Comunitaria. Se trata de un programa que deben ejecutar las cooperativas de viviendas. El otro es el programa de Erradicación de Villas y Asentamientos Precarios.
Actualmente, están trabajando en un plan de 73 viviendas para el barrio Las Palmeritas para ser ejecutadas por las cooperativas. “Está firmado el convenio y estamos esperando firmar los contratos cuando Nación informe que transfiere los fondos”, explicó. Paralelamente, están gestionando por separado 86 viviendas y otras 38 para dos barrios de la ciudad. Uno es “El Silencio” y el otro, un área marginal en Benito Legerén.