Medrano tiene 27 años y tres hijos. Esta mañana, minutos después de las 9.30 se subió a un paredón de un segundo piso de cara a la Plaza de la Confederación Argentina, con un cable atado al cuello. Según relató su esposa a LT 14, el muchacho había colaborado en la campaña electoral que dio el triunfo al justicialismo a cambio de un puesto laboral. Sin embargo, a pesar del paso del tiempo, no había conseguido el mismo y hasta tuvo un “intercambio de palabras” con el propio intendente, por lo que se le había prohibido la entrada a la Municipalidad.
Si bien se lo notaba tranquilo, durante la hora en que estuvo subido al paredón a unos 25 metros de altura, rechazaba que los efectivos policiales y de Bomberos Zapadores que intentaban persuadirlo, se acercaran hasta donde estaba. En ese lapso, la calle estuvo cortada sobre Monte Caseros, entre Urquiza y Andrés Pazos de Paraná, y el trabajo estuvo bajo el mando del comisario inspector retirado Oscar Taborda.
Sin embargo, el intendente Solanas en ningún momento se presentó en el lugar, como sí lo hicieron varios concejales y funcionarios del gabinete municipal -y una gran cantidad de curiosos-, tras el escándalo que se generó cuando se conoció la noticia, para tratar de colaborar en la disuasión del “suicida”.
En un primer momento Medrano estaba sólo, aunque poco a poco fueron llegando algunos familiares. En particular, el padre quien trató de acercarse para implorarle que se baje del paredón, y que luego hablarían con el intendente para tratar de buscar una solución a la crítica situación económica en que se encuentra. Inclusive, los negociadores que dialogaban con él llegaron a pedirle el número de documento para efectivizar un trabajo en la administración municipal. Luego también llegó el cura párroco de la Catedral, Silvio Fariña, que permanentemente colabora espiritualmente con Medrano.
Una vez que depuso su actitud, y que se reunió con el intendente, la mujer de Medrano relató que “en la campaña le habían prometido un contrato, pero después no lo ayudaron y hasta le prohibieron la entrada a la Municipalidad porque hace unos días tuvo un intercambio de palabras con el intendente”.
Medrano vive en el barrio Humito, tiene tres hijos de siete y dos años y un bebé de cuatro meses. “Él tiene un Plan Jefas y Jefes de Hogar, pero todos los días, comemos en el comedor de la Iglesia San Miguel”, señaló la mujer.