El modelo ideal

Si bien, el concepto discriminar significa separar, distinguir, cuando se utiliza en el hacer cotidiano es un trabajo intelectual necesario para poder diferenciar una cosa de la otra. Sin embargo, es común usar el concepto en sentido negativo. Discriminar se convierte en un problema cuando se segrega, estigmatiza y desprecia a las personas que se consideran diferentes a un “modelo ideal”.  Utilizar el concepto en sentido negativo, significa el no reconocimiento de la igualdad de derechos. No es un simple reconocimiento de las diferencias, sino que se incluyen valoraciones infundadas e irracionales, que descalifican a otros seres humanos,

En este sentido, la discriminación es una práctica y una conducta perversa mediante la construcción de estereotipos y prejuicios difíciles de erradicar de la sociedad y es directamente proporcional a la desigualdad social.   

¿Qué ha pasado en estos tiempos en que parece haberse profundizado, en gran parte de la sociedad, expresiones y prácticas racistas, xenófobas, misóginas y muchas otras formas conexas de intolerancia y exclusión?

“…La exclusión social es un proceso de discriminación de grupos humanos por razones de sexo, etnia, religión, convicciones políticas o ideológicas, origen social y condición socioeconómica y prácticas que no respetan las diferencias ni valoran la diversidad. Los excluidos están en condiciones de desventaja respecto al resto de la población. Se les deja por fuera de las aspiraciones legítimas a las que tienen derecho en cuanto a nivel de vida adecuado y una inserción laboral y social; al no lograrse estas condiciones, se les excluye del modo de vida esperado en sociedades democráticas, con ejercicio de los derechos humanos, sin distinción entre los civiles y políticos y los sociales, culturales, laborales y económicos. Son seres humanos y colectividades que, por estas razones, no llegan a ser consideradas como miembros de pleno derecho de la sociedad…”[1]

Los discursos de odio, en distintas formas de presentación, muestran un total desprecio e incapacidad de ver al otro, con consecuentes disculpas que no convencen. Las redes son implacables y resistentes al archivo de los distraídos, que intentan reivindicarse con explicaciones insípidas.

Ninguna persona nace con prejuicios…sino que se aprenden y naturalizan en la familia, la escuela y entre grupos de personas, que comparten el proceso de socialización que el crecimiento vital conlleva.

En lo educativo, propio del ámbito que convoca a la escritura, se trabaja sobre la temática. Los documentos curriculares son claros al respecto, los contenidos son transversales en cada uno de los espacios de aprendizaje, además de lo propio y particular de asignaturas especiales para la enseñanza de prácticas que llevarían a una convivencia pacífica en que el respeto, la tolerancia y la solidaridad deberían ser el andamiaje de una sociedad plural y diversa.

Quedan algunas dudas al respecto…

¿Puede solo la escuela, a pesar de la insistencia, que se comprenda lo que significa educar para la paz y explicar lo que significa la discriminación en el sentido negativo en tanto acción social humana? O, ¿no hubo docentes capaces de explicarlo?

La escuela no puede con todo.  Entonces, cabe interrogarse sobre las familias, los grupos, las redes sociales y los medios masivos de comunicación que acompañan el desarrollo de las personas desde la infancia y la construcción de ideologías estereotipadas sobre los seres humanos, en perjuicio de lo que intenta la educación escolar para la formación de ciudadanos comprometidos con la vigencia de los derechos humanos y la transformación de la sociedad sobre bases comunitarias, justas y solidarias.

 

Tekoá. Cooperativa de Trabajo para la Educación

 

[1] https://www.un.org/es/chronicle/article/pobreza-y-derechos-humanos-reflexiones-sobre-el-racismo-y-la-discriminacion

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