La mujer, que prefirió mantenerse en el anonimato para no prolongar el mal momento vivido, relató que se subió al micro de Flechabus, con destino a Paso de los Libres y escala en Concordia, a las 10 en Retiro. En el mismo pasaje subió una mujer colombiana con un pasaporte que había estado en Chile.
Pero en la terminal de Talar de Pacheco (Tigre- Provincia de Buenos Aires) el micro fue retenido por la policía. De inmediato llamaron al Same y el colectivo fue retenido. Estuvieron bastante tiempo esperando hasta que llegó un médico. La pasajera debió bajar para realizar el protocolo de seguridad para detectar si tenía coronavirus. Luego de revisarla, el médico dijo que, en términos infectológicos, la mujer no tenía ningún síntoma y estaba en condiciones de seguir viaje. No obstante, no extendió ningún certificado por escrito que deje constancia de su disposición. Además, la decisión generó incertidumbre en el pasaje dado que las instrucciones son quedar en cuarentena cuando alguien proviene de países considerados de riesgo.
Al margen de eso, la pasajera resaltó que dos auxiliares del Same se subieron y repartieron barbijos en el pasaje. Todos se lo colocaron y siguieron viaje. Pero ya en ese momento observaron un maltrato evidente. “Nos trataron como si fuéramos la peste en persona; los enemigos, los infectados, los peligrosos”, indicó la testigo.
Pero antes de llegar a Zárate, el micro frenó porque una mujer estaba esperando para que suban sus padres, dos personad de edad. Sin embargo, al ver que todo el pasaje venía con barbijos y luego de preguntar qué pasaba, “se puso como loca” y “empezó a gritar”. “’Esto es una barbaridad’, ‘mis padres no van a viajar ahí porque están todos infectados’…”, etc. La pasajera empezó a explicarle que un médico había autorizado que la mujer colombiana siga viaje y que no había nadie infectado. Pero la mujer no entendía razones y, entre otras cosas, quería un colectivo exclusivo para sus padres. Luego de una discusión breve, la mujer optó por hacer una denuncia diciendo que: “veníamos todos infectados”.
Cuando el micro llegó al puente Zarate-Brazo largo, fue detenido por personal de Gendarmería. Los pasajeros debieron aguardar tres horas con las puertas cerradas dado que nadie podía bajar. Desde Gendarmería llamaron a una ambulancia de la ciudad de Zarate que tardó dos horas y media en llegar. Mientras tanto, los pasajeros debían soportar un olor nauseabundo que provenía del baño de la unidad. La mujer decidió abrir la puerta del micro y al ser increpada por personal de Gendarmería, que se mantenía a más de dos metros de distancia, le dijo que el olor era irrespirable y que, si había coronavirus en algún pasajero, semejante encierro aumentaba exponencialmente las probabilidades de que se infectaran todos.
Cuando llegó la ambulancia, se bajaron tres personas que parecían “astronautas a punto de hacer pie en la Luna”. “Uno de ellos nos gritó, nos destrató”, dijo. “Nos trataban a nosotros como si fuéramos enemigos”, dijo. Nadie equipo subir al micro y a la colombiana le hicieron la evaluación en la puerta del colectivo bajo una lluvia torrencial. En consecuencia, si no estaba enferma, la conclusión lógica de quienes observaban la escena era que se iba a pescar un resfriado o algo peor. En ese momento, la pasajera sintió como que eran observados como si fueran “la peste” y que la única solución posible era llevar a todo el pasaje “a las cámaras de gas o a un incinerador”.
Además, no traían una pistola para medir la temperatura a distancia; venían con un simple termómetro común, de contacto directo, como los que se colocan en la axila o en la boca. Le hicieron algunas preguntas y luego decidieron que siga viaje. En consecuencia, para la pasajera el protocolo era ficticio: solo vestirse con los trajes blancos, luego desvestirse y poner la ropa en bolsas de consorcio. Desde Gendarmería se comunicaron con los puestos de peaje para que el micro siguiera viaje y no fuese detenido nuevamente.
Darío Hoffman, encargado de la terminal de ómnibus, explicó que la mujer que venía de Chile, se quedó en Concordia dado que quería cruzar a Salto ya que allí está su marido pero no la dejaron pasar. El protocolo que siguieron en la terminal estuvo en manos de Desarrollo Social que envió una ambulancia. El exámen reveló nuevamente que no tenía ningún síntoma. Pero de cualquier forma quedó en cuarentena. “Que no se malinterprete que está en cuarentena porque está enferma. Se la dejó en cuarentena por protocolo y por ser extranjera”, dijo.
En tanto, en la terminal de ómnibus están evaluando instalar un puesto sanitario en una oficina desocupada esta tarde desde las 16. Pero Hoffman dijo que están evaluando dar licencia al personal y cerrar la terminal desde el próximo viernes, a las 00 horas, por cinco días para evitar circulación de gente dando vueltas o sentada en esa zona. Justamente en consonancia por lo anunciado ayer por el ministro de Transporte, Mario Meoni, sobre la suspensión de manera total de la operación de trenes y colectivos de larga distancia, y aviones de cabotaje en todo el país desde el jueves 19 a las 00 horas hasta el miércoles 25 de marzo. Aunque actualmente ya se nota la disminución de pasajeros. “Acá hay circulación de todo tipo: hay 135 colectivos que van a dejar de pasar. Hay que tocar madera y hasta ahora no ha pasado nada. Pero Chaco tiene enfermos y acá tengo colectivo a Chaco, a Formosa, a Misiones, Corrientes, Rosario, Córdoba, Buenos Aires. Tengo colectivos de todas las provincias”, dijo Hoffman.
La primera reflexión que surge es que se ve falta de preparación para enfrentar esta situación. Quizás debió haberse llevado a cabo otro procedimiento para aislar a la mujer y evitar encerrar a todos para que no se produjese algun posible contagio entre los pasajeros que luego se bajaron en Concordia. Y la otra es la absoluta falta de cuidado de parte del personal médico que les tocó en camino. “Aunque hubiéramos estado infectados lo que vimos era cero empatía, cero compasión. Lo que se espera en estas situaciones es acompañar al posible enfermo con un poco de compasión, contención, cariño”, señaló la pasajera.