El Mayo Francés, que quizá pueda tildarse de un «ensayo revolucionario» incompleto, ya que fue una protesta contra la moral burguesa de la posguerra. Fue un triunfo «moral”, pero un fracaso político. Todo comenzó en la Universidad de Nanterre con una protesta para reivindicar las libertades individuales en la esfera privada, que cuestionaba a la esfera pública. Fue un movimiento contestatario que no se proponía tomar el poder, sino transformar a la sociedad en sus hábitos y costumbres. Luego ese movimiento provinciano se trasladó a París, cuando cientos de estudiantes tomaron «La Sorbona», y desencadenó un movimiento libertario que atravesó las fronteras y provocó tanto en América como en Europa un proceso de catarsis, teniendo como ideología el «existencialismo» de Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir. En Francia tuvo su correlato en los sindicatos que rápidamente decretaron una huelga general que paralizó a Francia. Además se iniciaron con la rebelión juvenil y universitaria movimientos ecologistas, de libertades sexuales, educación igualitaria y contra la discriminación racial.
Tuvieron un líder, un estudiante alemán, «Dany el Rojo», (era pelirrojo) simpatizante de la izquierda francesa .Este movimiento anti burgués, tenía consignas muy explícitas, como «La imaginación al poder»; «No me liberes, de eso me encargo yo», «Gocen sin prejuicios», «Sean realistas, pidan lo imposible». Un detonante que ayudó a inflamar la protesta fue el rechazo a la guerra de Vietnam, Es que Francia había estado en Indochina, hoy Vietnam. Todo tiene que ver con todo. Todo esto actuó como un detonante, impulsando nuevas formas y creación de nuevas corrientes sociales y políticas, cuyos rasgos se expresaron en las décadas siguientes, tanto en el feminismo y la ecología, como en la postmodernidad y el terrorismo.
Lo que ha fascinado a través del tiempo de la revuelta francesa del 68 es la espectacularidad de los hechos o sea casi un «motín estudiantil» convertido en un happening, y la discusión política en una ceremonia colindante en un extremo con el teatro épico y en el otro extremo un teatro del «existencialismo». Su representación estética fue la fusión de la pasión pública con la pasión privada, convirtiendo a la rebelión juvenil en un objetivo y una esperanza. La fascinación que ejerce hasta nuestros días se vuelca hacia las acciones de quienes fueron sus protagonistas y el impacto sociológico a través del tiempo. Se podrá decir o abrir discusiones contra el Mayo Francés, porque mas allá de ser considerado como una experiencia pre-revolucionaria, fue una hermosa experiencia utópica. Una Revolución no se juzga por su éxito o su fracaso, sino por la inmensidad de su demanda. Quizá el Mayo Francés haya invocado el nombre de todas las revoluciones fracasadas. Fue la primera en concebirse a sí misma, en los tiempos modernos, como una revolución no querida en la creciente desesperanza de la época.
«EL CORDOBAZO»
Algo más de cinco décadas han transcurrido para que los recuerdos me envuelvan en una nostalgia de haber participado en forma mínima, pero activa, de uno de los acontecimientos que significó un antes y un después en la Historia Política y Social de la Argentina. Los tiempos históricos estaban signados por los levantamientos populares en toda América Latina. Hacía solo dos años que el «Che» Guevara era asesinado en Bolivia y la leyenda del Hombre nuevo recorría el planeta . Las esperanzas de una sociedad alienada, herencia del Siglo XIX, habían recorrido con pavor las horas del siglo XX sin encontrar respuestas. En América Latina , la Guerra Fría, plagada de dictaduras grotescas, había dejado una herencia maldita.
La Iglesia Católica, la más tradicional de las instituciones sociales desde el Siglo XV, era conmovida por una insurgencia interior cuestionando el orden eclesial y social. Hacían su aparición «Los Curas del Tercer Mundo» que se reunían para predicar el Evangelio y la Justicia social, y acompañar la protesta. Se cuestionó al Estado por el autoritarismo, por su ineficacia por su carácter oligárquico, se cuestionó a la sociedad de «consumo», en nombre de la solidaridad ausente, a la sociedad industrial en nombre de la humanidad agredida por la racionalidad tecnológica aplicada al Estado. En ese marco, la Argentina estaba inserta en un mundo que se agitaba en pos de consignas de liberación que sacudían los rígidos esquemas impuestos por la post guerra.
La Argentina estaba gobernada por un General Católico obsesivo, casi integrista, Juan Carlos Onganía que había bautizado con el pomposo nombre de Revolución Argentina, al Golpe de Estado que lo llevó al poder destronando a uno de los Presidentes más honestos como lo era Arturo Humberto Illía. Este Gral. que había pasado por West Point, EEUU, donde asimiló la Doctrina de Seguridad Nacional con todos los elementos que ello implica para dominar cualquier intento de rebelión popular.
En ese contexto histórico se produjeron decisiones políticas contra los derechos de los trabajadores bajo el lema «Modernización del Estado», que planteó un plan económico, cuya base filosófica y política se acentuaba en el más crudo neoliberalismo que proponía el quiebre de la industria nacional y dejar el mercado de consumo en manos de los monopolios ( Igual que hoy promueve la derecha).
Además, se decretó la paralización de la Comisión del Salario, la ley de represión de los conflictos sindicales, la intervención de los sindicatos, el retiro de la personería Gremial de los mismos, la violación de los contratos colectivos de trabajo, la Ley de congelamiento salarial («todo para la patronal!), la modificación de los patrones, la eliminación del «sábado inglés» y -nada menos- que la intervención de la Universidad que ya se venía venir con el antecedente de «La noche de los bastones largos» cuando alumnos y profesores fueron desalojados de los claustros y los martirizaron a golpes con largos bastones. Una verdadera ofensa a la cultura nacional. A raíz de ese hecho hubo científicos obligados a abandonar el país. Uno de ellos César Miltein, se refugió en Londres y llegó a ser galardonado con el Premio Nobel por sus investigaciones sobre Anticuerpos monoclonales que luego salvarían miles de vidas. Por todo eso, el clima de protesta y de paro activo no se hizo esperar. Fue en una reunión entre René Salamanca, de SMATA, Elpidio Torres, Atilio López de UTA (asesinado luego en los Bosques de Palermo por la Triple A) y Agustín Tosco, Secretario General de Luz Y Fuerza, (el gremialista más honesto, valiente, e inteligente que he conocido). Todos ellos acordaron la realización de un paro activo, es decir con abandono de tareas y movilización para el día 29 de Mayo de 1969, a partir de las 11 horas, partiendo la columna desde las fábricas, para reunirse con los estudiantes en un gran acto en la plaza Vélez Sársfield. Ya había una combinación de elementos sensibles, a partir de huelgas reprimidas en todo el país que se verificaron con los asesinatos de Juan José Cabral en Corrientes y de Adolfo Bello y Luis Blanco en Rosario. O sea que la «mecha estaba encendida».
Algo tenía que pasar. Y así fue.
En el amanecer de aquel 29 de Mayo, la población cordobesa se despertó con el ruido del despliegue policial que se alineaba en sitios estratégicos. La huelga decretada fue por 36 horas. O sea un paro activo pero sin violencia. Así fue que los obreros de Perkins, Grandes Motores Diesel, Materfer, Fábrica de Aviones, se dirigían hacia AV. Colón y General Paz, centro neurálgico del centro de Córdoba. En el trayecto las columnas fueron reprimidas con balas de goma y gases lacrimógenos. Al mismo tiempo desde la Fábricas de Santa Isabel de Automotores, conociendo lo sucedido, se arman de «bulones» y otros fierros. Mientras tanto desde Villa Revol, el líder Agustín Tosco, avanzaba hacia el centro de la ciudad en una columna a la que se le sumaban gente de la población civil, estudiantes, obreros de todo tipo, etc.
Al mediodía la columna de IKA Renault es interceptada en barrio Horizonte, pero las fuerzas populares desbordan a la policía y se dirigen por la Avenida Vélez Sarsfield hacia el centro. La zona de los enfrentamientos cubren 150 manzanas. A las 12.15Hs. la caballería cargó contra los manifestantes y cayó el obrero Oscar Castillo. Todas las columnas agrupadas en 7.000 personas son atacadas por la policía, y en Boulevard San Juan y la Cañada cae herido de muerte el obrero Máximo Mena. La noticia corre como reguero de pólvora y el conflicto entonces sí, se desmadra. Bancos y edificios de empresas extranjeras son incendiados y durante muchas horas casi 30.000 personas «tomaron la ciudad». Mientras tanto al anochecer, en el Barrio Clínicas, desde su comienzo en Plaza Colón, hasta Alto Alberdi, estaba tomado por los estudiantes que fabricaban barricadas con elementos que el propio vecindario les proporcionaba. La policía intentó con su caballería pero fue repelida desde los techos con todo tipo de proyectiles. Por la noche se cortaba la luz y solo se escuchaban sirenas y tiros. Cuando la situación se complicaba más, el día 30, a las 17:30 Hs, ingresan a la ciudad las tropas de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada a cargo del Gral. Carcagno y un grupo de artillería y Gendarmería. Ante el cariz que tomaban las circunstancias, el Comando del Tercer Cuerpo de Ejército dio a conocer un comunicado donde da cuenta de la creación de un Consejo Especial que tendrá la función especial de juzgar a las personas que se encuentren en actividades beligerantes.
Las cifras oficiales hablaban de 20 muertos. Pero creo que fueron muchos más, con datos de compañeros del Hospital San Roque.
Yo recuerdo que en las paredes de la Maternidad Nacional, un estudiante escribió:
» Barrio Clínicas, único territorio libre de América». Muchos años después se tomó en cuenta la verdadera dimensión del Cordobazo. Ese acto revolucionario decretaría el desprestigio de Onganía a tal punto que Lanusse, que lo sucedió, escribió: «Yo intuí que ese 29 de Mayo, algo estaba pasando en el país. Ese día fue el momento crítico que marca el fracaso de la llamada Revolución Argentina».
Como decía Agustín Tosco: «La derecha, el Fascismo, en todas las instancias históricas que le ha tocado protagonizar ha ido hasta los extremos, y si alguna vez ha parado para dialogar, ha sido para fortalecerse y atacar con ímpetu y con más saña. La movilización constante y la lucha popular son la mejor manera para enfrentarlo»
Agustín Tosco, después de haber sido encarcelado y torturado, murió en Rosario, en la clandestinidad, a causa de un tumor cerebral. Pero fue velado en el estadio Redes Cordobesas.
Atilio López, Agustín Tosco, René Salamanca, Raimundo Ongaro, Elpidio Torres, fueron una generación de líderes gremiales que nunca más se repitió en la Argentina. Mi respeto profundo hacia todos ellos. !Y Honor a Barrio Clínicas!
Horacio Guarany le Canta a Agustín Tosco:
Por la larga Avenida de la Histórica Córdoba
cazadores de pájaros de muy triste memoria
han enjaulado al pájaro de la Paz y el salario
lo llevaron al sur, pájaro presidiario.
Pero lo que no saben, los que enjaulan los pájaros
que su canto no es llanto, es campana del alma
Que su canto es zorzal es pájaro campana,
que su canto es quetzal, muere y renace al alba.
Qué tristeza tendrán los que enjaulan los pájaros,
Qué amargura tendrán para enjaular el canto?
Quizás odien sus hijos, quizás no tengan padre,
quizás odien las flores y el perfume del aire.
Por la larga avenida en pueblo de pájaros
un ejército blanco, con fusiles de árboles
el quetzal general, coronel el zorzal
y el pájaro campana, capitán de los pájaros.
Trae la primavera en un mundo de canto
trae la libertad y el amor de los pájaros.