De acuerdo a lo que indicaron fuentes judiciales consultadas por EL DIARIO, se trataría del confesor de una de las víctimas de los abusos, que además contó cómo era el funcionamiento interno en el Seminario, cuáles eran las rutinas de los estudiantes que estaban en calidad de internos, y cuál la de los seminaristas que estaban en el mismo edificio en camino hacia la ordenación como sacerdotes.
Una de las fuentes consultadas dijo que el cura que testimonió ayer por la tarde ante el juez Grippo aportó “datos relevantes, en cuanto al conocimiento del hecho investigado”. El sacerdote, ordenado a comienzos de esta década por el actual cardenal Estanislao Estaban Karlic, se constituyó así en el primero de una larga lista de testimonios que tiene previsto recibir la Justicia en los próximos días. El lunes lo harán un grupo numerosos de testigos que, en función de la información que aporten, podrían constituirse también en víctimas de los abusos.
El sacerdote que dio testimonio, conocido por sus posturas firmes y sus solitarias cruzadas contra lo que considera actos de injusticia, ha cobrado en el último tiempo notoriedad pública por haberse enfrentado a una corporación profesional del interior de la provincia. Pero ayer ante el juez Grippo tuvo que desnudar el costado más sangrante de la Iglesia actual en Paraná: los abusos que se le imputan al cura Ilarraz en el Seminario de Paraná.
De acuerdo a lo que pudo indagar EL DIARIO, el sacerdote que ayer testimonió es uno de los ocho que, en septiembre de 2010, elevaron una carta incendiaria dirigida al entonces arzobispo Mario Luis Bautista Maulión. A través de esa presentación, los presbíteros reclamaron a las autoridades eclesiásticas un esclarecimiento de lo que por entonces eran sospechas, y la inmediata intervención de la Justicia. De no procederse de esa manera, alertaron en la nota, la Iglesia quedaría de frente a sus fieles como encubridora de un cura pedófilo.
Entonces, por cuestiones organizativas, no todos llegaron a firmarla, aunque sí hubo un cerrado aval al contenido. La presentación fue hecha por los párrocos de las parroquias que se organizan en el denominado decanato III –la jurisdicción eclesiástica está dividida en nueve decanatos–, y dirigida no sólo a Maulión sino también al consejo presbiteral, que integran, entre otros, el actual canciller de la Curia y capellán de la Policía, Hernán Quijano Guesalaga.
“Este cura que declaró no puso su firma en la nota, porque no estaba en Paraná al momento de presentarse ante el obispo. Pero la comparte plenamente. Él participó en la redacción. Y la compartió ideológicamente en todo su contenido”, contó otra de las fuentes consultadas.
El testimonio del cura que declaró ayer por la tarde en Tribunales, entre las 17.30 y 20.30, se constituyó en un elemento clave en el curso de la investigación judicial. “Se pidió especialmente que testimoniara en primer término por cuanto se consideró que es la persona que más conocimiento tiene de algunas circunstancias que tienen que ver con la investigación”, explicó la fuente consultada.
Claro que no será el último ni el único testimonio de integrantes de la Curia paranaense que deberán pasar por Tribunales. El juez Grippo elaboró un listado provisorio que incluye a por lo menos 13 sacerdotes, más otros tantos ex estudiantes y ex seminaristas.
Al respecto, el último fin de semana la Iglesia dio a conocer un pronunciamiento a través del cual mostró su predisposición a colaborar “en todo lo que esté a su alcance para el completo esclarecimiento” de los gravísimos hechos de abuso de menores ocurridos en el Seminario de Paraná entre los años 1984 y 1992, cuando el cura Justo José Ilarraz ocupó el cargo de subprefecto de disciplina.
El caso salió a la luz por primera vez en 1995 oportunidad en la que las autoridades eclesiásticas ordenaron una investigación interna. Ese año en la Parroquia San Cayetano, el sacerdote Silvio Fariña, hoy párroco de la Iglesia Catedral, tomó el testimonio de una víctima. Esa vez, actuó como notario –tomó nota de lo que se dijo—el entonces vicerrector del Seminario y actual vicario general de la diócesis de Concordia, Alfonso Vicente Frank.
Pero aquella investigación no concluyó en sanción alguna para Ilarraz. En vez de eso, se le permitió viajar al Vaticano a comienzos de la década de 1990 y luego se lo trasladó a Tucumán. Recién el 7 del actual el ex responsable de la formación de los adolescentes que cursaban el internado del Seminario entre 1984 y 1992 fue apartado de su función sacerdotal, mientras la Curia aguarda que Roma aplique la máxima sanción canónica a Ilarraz: reducirlo al estado de laico.
Mientras, la Justicia avanza. Ya se enviaron los oficios necesarios para que el Arzobispado gire todas las actuaciones existentes en torno a Ilarraz. Y la próxima semana el juez espera escuchar más testimonios.
El abogado Milton Urrutia se constituyó ayer como querellante particular en la causa que se le sigue al cura Justo José Ilarraz por corrupción de menores agravada.
Se suma así a otro abogado que cumple idéntica función, Marcos Rodríguez Allende. Cada uno de ellos representa a las víctimas que hasta ahora han presentado cargos en la Justicia contra Ilarraz.
“Vamos a comenzar a desandar un camino de lucha de algunas de las víctimas que han venido forjando justicia, desde hace más de 17 años en soledad, con paciencia, dentro del marco de la legalidad y esperando qué resuelve la justicia”, dijo el abogado, en declaraciones a Canal 11.
Respecto de su cliente, dijo que se trata de “un joven luchador que se ha forjado su camino, su destino y desde el punto de vista psicológico (lo ocurrido) es una huella imborrable e indeleble. Es como los sacramentos, queda en la psiquis del hombre y hasta el último día de vida, en su lecho de muerte, va a tener este hecho presente”.
Ahora, adelantó, está a la espera de las testimoniales “que se van a ir rindiendo, de todas las medidas que ha instruido el juez, y de que en su momento sea citado a indagatoria el padre Justo José Ilarraz”.