En su resolución, el magistrado también determinó que “no existe mérito suficiente como para procesar o sobreseer” a 16 policías imputados en la misma causa, y tampoco encontró mérito suficiente para procesar o sobreseer al doctor Walter Daniel Aguirre, en orden al delito de “incumplimiento de los deberes de funcionario público”, por lo que a todos les dictó la falta de mérito.
Además, el magistrado da por cierto los dichos de los jóvenes y si bien los procesados negaron haber participado de los hechos, e incluso haber desconocido que había ocurrido, en el auto de procesamiento, Cadenas razona que el día de la agresión, Báez estaba como Jefe de Turno y Arias como encargado de la Sección Asuntos Judiciales, por lo cual sus testimonios resultan inverosímiles, teniendo en cuenta las funciones que ambos desempeñaban ese día, que los obligaban a mantenerse, no sólo al tanto de todo lo que sucedía, sino también en el mismo lugar de los hechos, según consigna El Día.
El escenario donde se originó lo que derivó en la inexplicable golpiza fue el boliche, El Estudio (que luego cerró sus puertas por la cantidad de denuncias por infracciones cometidas), ubicado en calles Urquiza y Magnasco de Gualeguaychú, en la madrugada del domingo 8 de mayo del año pasado. Allí, dos menores fueron acusados de palabra por “un policía y un patovica”, de haber roto un vidrio.
Según lo denunciado por los padres, en base al testimonio de sus hijos, “el policía y el patovica les decían “ustedes rompieron el vidrio” y, en presencia de varios testigos, comenzaron a golpearlos con bastante violencia. En forma muy violenta les colocaron esposas, y golpeándolos los introdujeron en un móvil policial y, una vez en la Jefatura Departamental, los llevaron de los cabellos, prácticamente a la rastra, hasta el patio interior.
De acuerdo a la denuncia efectuada, “una vez en ese lugar, les retiraron las esposas y los hicieron dar vuelta contra la pared, o sea mirando a la misma, apoyar los brazos en alto en dicha pared y estar con las piernas abiertas, les pidieron los datos personales (circunstancia que repitieron varias veces) y volvieron a golpearlos, principalmente en la espalda, con un elemento de goma, tipo varilla, o algo parecido, que no pudieron identificar por estar precisamente mirando a la pared, al mismo tiempo que los insultaban, incluso uno de ellos llegó a decirles que si hacían la denuncia en el futuro lo iban a pasar peor”.
“Allí, además de la fuerte golpiza, de que continuaban tirándoles con fuerza los cabellos y de los insultos en alta voz, también le ‘chumbaban’ un perro para que les mordiera las piernas, y este perro, al que llamaban ‘Sargento’, obedecía dichas órdenes, porque se les venía encima, con claras intenciones de morderlos”, relató uno de los padres.
Los menores terminaron con secuelas en distintas partes del cuerpo por el ataque al que fueron sometidos en el patio de la Jefatura Departamental por más de una hora. Ambos presentaban lesiones en sus muñecas, aparentemente ocasionadas por las esposas demasiado ajustadas. Uno de ellos tenía lesiones en su abdomen, coincidentes con las marcas de rotura en el buzo que llevaba puesto y que se deberían a las dentelladas del perro, en tanto el otro menor presentaba lesiones marcadamente visibles en su espalda.