El impuesto al cheque y su impacto sobre las tasas de financiamiento

“La necesidad de cerrar las cuentas fiscales para el 2010 tiene un fuerte peso en el diseño de la política económica del gobierno, siendo necesaria la implementación de incentivos para reducir las tasas de interés y alentar inversiones” señalan los alumnos en las conclusiones finales del trabajo presentado.
Los movimientos de acreditaciones y débitos en cuentas corrientes bancarias se encuentran alcanzados por el mencionado “impuesto al cheque” cuyo efecto final para la alícuota general es del 1,2% (0,6% al momento del depósito y 0,6% en el momento de la extracción o débito). La legislación permite tomar una pequeña parte de este impuesto como pago a cuenta de otros tributos, mientras que el resto significa un costo adicional para los titulares de las cuentas.
A este impuesto debe sumarse el impacto del IVA sobre los intereses por descuentos de valores o giros en descubierto, los impuestos de sellos y los regímenes de retención a cuenta de impuestos provinciales creados en 2008 en muchas de estas jurisdicciones.
En estos días se debate en el Congreso de la Nación la prórroga del Impuesto sobre los débitos y créditos en cuenta corriente (conocido popularmente como “impuesto al cheque”), junto con un paquete de medidas fiscales que acompañan al presupuesto 2010.
La tasa de interés puede actuar para incentivar o desincentivar la actividad económica, en la medida que al crecer el costo financiero se reduce la cantidad de proyectos de inversión capaces de cubrir sus costos en la economía real. Por el contrario, cuando las tasas de interés bajan, se les hace más fácil a empresas y a particulares acceder a créditos para realizar inversiones, dinamizándose de esa forma la actividad económica.

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