El hospedaje de los arándaneros ahora requiere el visto bueno del municipio

“Estamos avanzando lentamente en mejorar las normas para darles más garantías a los trabajadores de la recolección de arándanos”, dijo Loggio. Los lugares de alojamiento deben garantizar los “criterios mínimos” de salubridad, higiene y aireación. Loggio aseguró que es difícil de controlar dado que el 85 % de los alojamientos está ubicado fuera de la ciudad.

No obstante, los empleadores deben denunciar donde darán hospedaje para que la municipalidad inspeccione y otorgue el visto bueno. Tienen que evaluar la cantidad de trabajadores por metro cuadrado, suficiente cantidad de baños y de ventilación. Loggio admitió que muchas veces el Estado va detrás de los hechos dado que quienes denuncian son los vecinos y cuando intervienen “ya la acción está ejecutada”.

La norma fue puesta en consideración a la Asociación de Productores de la Mespotamia (APAMA) para que se las hagan conocer a sus asociados. “Y fundamentalmente a las empresas de servicios que se ocupan de movilizar personal para la etapa de cosecha”, indicó. “Queremos que las empresas se adecuen a las normas, no es interés nuestro andar persiguiendo a nadie”, señaló Loggio. De todas formas, la norma establece sanciones y un particular puede denunciar al municipio. «Nosotros haremos la inspección pertinente y actuaremos como corresponde”, manifestó.

En uno de los párrafos del decreto se señala que la necesidad resulta imperativa atento a las “masivas denuncias de indignidad en que se encontrarían los trabajadores, denominados vulgarmente como zafreros, golondrinas, temporarios, y que en algunos casos han sido abandonados por quienes resulta ser sus ‘contratistas’ siendo este motivo por lo que el Estado debe intervenir, en su deber de velar por la integridad de su población”.

En ese sentido, Camejo recordó que hizo muchas denuncias respecto de los lugares donde eran alojados los cosecheros. “En un estado deplorable tenían que vivir. Tenían que dormir y comer en lugares que la verdad que daban pena”, señaló.

Por ejemplo, recordó que cerca de Los Charrúas encontraron entre 15 y 16 cosecheros santiagueños viviendo en una “piecita” que debían alimentarse de lagartos y palomas. En otra oportunidad, cerca de Santa Amelia, hallaron en pleno verano, con altas temperaturas, a jornaleros en un lugar sin ventanas, con mosquitos y los baños rebalsados de materia fecal. “Tenían que comer cerca del bañó y la verdad que daba pena», dijo.

Inclusive, dentro del Polideportivo Municipal se toparon una vez con 17 personas que pernoctaban en “unas aulas” donde, por falta de colchones, dormían en el suelo sobre buzos, pullovers, camperas o pantalones vaqueros.

En Concordia, según APAMA, hay 1000 hectáreas de arándano y se estima que entre cosecha y empaque se van a movilizar alrededor de 15.000 personas durante la campaña 2013. No se sabe cuantos trabajadores vendrán de fuera de la ciudad. “Es imposible saberlo por parte del gobierno local”, indicó Loggio.

“Esto me llena de satisfacción y a uno le da más ganas de seguir trabajando por el obrero. Uno está en el tema y ve a la gente como sufre”, indicó. “Uno a veces ve que los reclamos no son en vano y que no está solo. Por ahí el reclamo llega”, dijo el secretario general del Sindicato de la Fruta al enterarse de la novedad.

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