El Gobierno hizo una evaluación positiva para evaluar esta etapaa

Le tramitaron la mitad de los permisos de circulación que los poco más de cinco millones que existían hasta el fin de semana. Si bien todavía estos certificados se pueden seguir requiriendo, era un primer número que entraba dentro de las proyecciones que se había trazado el Ejecutivo. Eso se tradujo que en el AMBA se registrara una baja de la circulación del alrededor del 30 por ciento y también hubo menos gente en el transporte público, según le comunicó el ministro del área, Mario Meoni, al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. Aunque en este caso la merma no fue tan pronunciada porque las disposiciones respecto al transporte público -que sólo puede ser utilizado por trabajadores de alguna de las actividades esenciales- en verdad ya habían arrancado el lunes.

Lo mismo sucedió respecto a los comercios, que era un rubro que presentaba interrogantes. Las tiendas consideradas no esenciales habían conseguido subir las persianas recién en las últimas semanas, luego de que se le aprobara un protocolo sanitario, y ahora se les exigió volver a cerrar. «Los comercios respondieron bien», respondían en la gobernación bonaerense. Las calles comerciales de algunos de los principales municipios del Conurbano se habían mostrado en los últimos días con mucha circulación de gente y se convirtieron en motivo de preocupación. Por eso, anoche, el cumplimiento de la medida por los comercios era algo que se celebraba. .

Respecto a la circulación de la gente en general, en la Provincia evaluaban con un  «correcto». «Creemos que todavía hay que seguir bajando la circulación y estamos seguro que en los próximos días va a bajar», comentaban cerca de Kicillof. A la manera de autocrítica, reconocían que todavía debían trabajar en la mejora de los controles y en traspaso de los trabajadores esenciales al nuevo certificado para circular.

Por fuera la cuarentena, la agenda del Gobierno estuvo marcada por las cuestiones económicas. El Presidente participó a la mañana de la reunión del gabinete económico que se hizo en Olivos, un encuentro que hasta ayer se hacía en la Casa Rosada. Luego, Santiago Cafiero mantuvo varias reuniones con ministros con miras a la preparación del proyecto de presupuesto. En ese clima de trabajo, sonó totalmente disonante la irrupción a los gritos de Sergio Berni en un control en la General Paz..

Más allá de la interna que Berni busca alimentar con la ministra Sabina Frederic, en la Rosada lamentaban que el episodio diera pasto a los medios opositores para que enrarezcan el clima por la cuarentena y que de nuevo se hable de la incidencia de la vicepresidenta Cristina Kirchner en la gestión, dado que el secretario de Seguridad bonaerense dice responder a ella. «Ni le avisa a Kicillof que va a salir a hablar, hace lo que le parece. Queremos ser cuidadosos con el tema, pero la verdad es que es un problema que tiene Axel que debe solucionarlo», remarcaban cerca de Fernández.
 
Para el Gobierno se volvía fundamental no generar episodios que espesen el clima social. Saben que a la gente le exigen volver a una cuarentena rígida mientras esperan que el número de contagios y de fallecidos crezca en los próximos días, lo que seguramente disparará el malhumor. Frente a esto, el Ejecutivo se mostró trabajando en los planes económicos para la pospandemia, que entienden debe ser el tema que ocupe de la agenda de los próximos días y no las excentricidades de algún ministro con ansias de protagonismo. 
 

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