El gobierno dejó sin efecto la resolución que anulaba el sistema de “profesores taxi”

La marcha y contramarcha oficial produjo un caos administrativo en muchas escuelas, con docentes que dejaron cargos, que ya fueron ocupados por sus reemplazantes.
Susana Acevedo, secretaria general de la seccional Paraná de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer), hizo ayer una lectura de la determinación oficial y la relacionó con la última contraoferta salarial. “Permitir que el director deje de andar de una escuela a otra sumando horas para tener un mejor salario, y permitirle que concentre todas esas horas, es decir el cargo más 12 horas cátedra, en una misma escuela demandaba una inversión de 400 mil pesos. Es la misma cifra que ahora el Gobierno destina a mejorar la oferta salarial. Es decir, sacan de un lado para poner en otro”, opinó.

Que sí

Como forma de “abultar” sus ingresos, los directores suelen agregar a su cargo el dictado de horas cátedra en otras escuelas, hasta un máximo de 12, de modo de no caer en incompatibilidad. Esa mecánica de trabajo crea el mecanismo denominado “profesores taxi”, aquellos que van de una escuela a la otra para cumplir con su labor.
El 11 de julio el Consejo General de Educación (CGE) emitió la resolución 2.473 mediante la cual se pretendió cambiar ese esquema, y se autorizó a los rectores de escuelas secundarias a concentrar su labor en una misma escuela, manteniendo ese adicional por las 12 horas cátedra que cumplían en otros establecimientos.
La norma entendió que “la compensación de referencia permitirá conceder la calidad de dedicación exclusiva a estos cargos, sin detrimento del cumplimiento de la normativa del Régimen de Incompatibilidad vigente”.
Para eso, el artículo 2º de esa resolución dispuso “liberar 4.236 horas cátedra de planta temporaria” y autorizó “el redestino de 12 horas cátedra de planta temporaria a las escuelas exclusivamente con nivel medio polimodal y/o educación general básica (EGB) III”. De esa forma, se otorgó el carácter de “dedicación exclusiva” al trabajo de los rectores, que así concentrarían toda su actividad en una misma escuela.
En otros argumentos, la norma estipuló que el rector “tiene la responsabilidad indelegable de la gestión integral de la institución, siendo inherente a su labor la planificación de las diferentes acciones pedagógicas, administrativas y comunitarias, ejerciendo un perfil de liderazgo con actitud de servicio y participación para garantizar un óptimo funcionamiento institucional”. Y dejó establecido que “esta acción no produce mayor erogación”.
En los considerando de la resolución 2.473 se afirma que en el trámite “interviene el Departamento Presupuesto, con el aval de la Dirección de Gestión Presupuestaria y Contable”.

Que no

Pero menos de un mes después, el Poder Ejecutivo decidió dejar sin efecto esa resolución, a través del decreto 4.355 del Ministerio de Gobierno. La nueva resolución ordenó revocar “en todos sus términos” la disposición del Consejo de Educación, y paradójicamente el argumento es el mismo que se usó para aplicar ese cambio, y se funda en el hecho de que el área Presupuestaria del CGE “informa que no se está en condiciones presupuestarias de afrontar el gasto que surge como consecuencia del dictado de la resolución”.
Y agrega que “efectivamente, la resolución adoptada por el Consejo General de Educación carece de un adecuado estudio presupuestario que garantice la posibilidad de su cumplimiento”, y que la norma que dictó el área que conduce Jorge Kerz deja traslucir “la falta de equidad en la que incurre”.
Claro que según los rectores la contramarcha también provoca “caos” y una situación de “incertidumbre”. Sucede que una vez que se conoció el texto de la resolución 2.473 que les permitió concentrar horas en una misma escuela, y dejar atrás el mote de “docentes taxi” repartidos en varios establecimientos, muchos rectores comenzaron a dejar esos otros cargos que ocupaban, que así fueron tomados por otros docentes.
Ahora, deberán seguir el camino inverso: retomar los cargos que habían dejado, y producir un corrimiento de los que habían ocupado esas horas cátedra, que de ese modo quedarán sin trabajo.

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