El viento inclemente sopla desde el sur y la baja temperatura invita a guarecerse en cualquier lugar disponible. No obstante, en la puerta de los supermercados de una firma local o en algunas esquinas de las avenidas más transitadas, como la de la Terminal o boulevard San Lorenzo y Humberto Primo al igual que en la plaza 25 de Mayo, hay chicos que extienden su mano para llevar algo al bolsillo. En la cuadra de algunos restaurantes, otros piden una recompensa a cambio de cuidar el auto a los comensales.
El número de chicos en situación de calle no es fijo. “No es que hay todo el tiempo 30 chicos”, indicó. Los fines de semana son los días que mayor cantidad de menores salen a la calle. “Es un problema social porque la gente les da plata”, aseveró el responsable del Copnaf, quien admitió que muchos son enviados por sus padres. En promedio, muchos regresan a sus hogares con $ 80 o $ 90 por día. “Se nos hace muy difícil pelear contra la costumbre que tienen de darles plata”, indicó.
Además, muchos chicos deciden pedir dinero porque lo ven como “un estilo de vida”, dijo Rouger. Actualmente los antiguos hogares se denominan residencias socio-educativas. La diferencia es que antes estaban las puertas cerradas y ahora es un régimen de puertas abiertas. “Estos chicos que toman como un estilo de vida el estar en la calle. Los hemos llevado a la residencia y vuelven a salir. No hay forma legal de retenerlos”, aseguró. En lugar de quedarse en las residencias, los menores sienten la necesidad de salir a buscar los $ 80 o $ 90.
Lo paradójico es que muchos de los padres o tutores de los niños mendicantes cobran la Asignación Universal por Hijo, una medida tendiente a reparar a la población que ha sido afectada por políticas de corte neoliberal. “Es difícil porque más allá de que el gobierno a estas familias, por ahí la mentalidad de los padres es de mandar a los chicos a buscar plata”, indicó.
El Copnaf intenta asistir de diversas maneras. A los chicos de la zona sur se los anota en la escuela o se les consigue ropa, frazadas y alimentos. Otros chicos realizan talleres en diversas zonas de la ciudad. “Tratamos de abarcar la mayor cantidad de chicos con problemas”, señaló. En las residencias se dictan talleres abiertos de todo tipo: fútbol, literatura, percusión, taekwondo, boxeo, manualidades, costuras.
Rouger admitió que no todos los chicos necesitan el dinero para entregárselos a sus padres o para comprar alimentos. “Tenemos algunos casos de chicos que se paran en algunos semáforos para ir al ciber”, indicó. “Por más que le brindemos todo lo que le brindemos, ayuda social, frazada, ropa, educación, por el hecho de ir a un ciber están pidiendo plata”, manifestó.
Los chicos de la zona Sur de la ciudad suelen desperdigarse por la zona céntrica mientras que los que permanecen en la esquina de San Lorenzo y Humberto Primo provienen de barrios de la zona noroeste como San Miguel o La Colina. En tanto, las familias de los menores que deambulan por la Terminal habitan los barrios de la zona este como El Toronjal o San Agustín.
El responsable del COPNAF dijo que “sería bueno” que los automovilistas no entreguen dinero. En su lugar, recomendó algún alimento o ropa. Y alentó a denunciar a la Policía cuando observen a los menores en jornadas de intenso frío. “Enseguida se contactan con la guardia nuestra. Es cierto que cuando hace mucho frío encontramos chicos que los llevamos a la residencia y a la hora se van”, señaló.
Hoy se llevó a cabo en el COPNAF provincial una reunión de trabajo con el objeto de tomar medidas inmediatas contra la ola de frío polar que cubre la provincia. El objetivo es alcanzar en el menor tiempo posible formas de articulación con los ministerios de Salud. Desde la capital se destinarán fondos que serán volcados tanto en Paraná como en las coordinaciones departamentales. Rouger recordó que durante el invierno pasado se enviaron alimentos y frazadas. “Este año se va a volver a hacer lo mismo dado los fríos que están haciendo que están superando los del año pasado”, indicó.
