El fiscal pidió prisión e inhabilitación perpetua para Giménez, Barrios y Leiva y 12 años para Gonzalez

Hoy finalizaron los alegatos en el juicio oral y público en el que se intenta dilucidar la responsabilidad de los cuatro funcionarios policiales implicados en tortura y homicidio.
Los alegatos del fiscal Larrarte y de los abogados querellantes Jáuregui y Mainez alcanzaron una contundencia tal, que los jueces camaristas no tendrán demasiado margen para otra cosa que una pena categórica.
Larrarte dio por probado los delitos de torturas y tormentos en el caso de Fabián Além y de tortura seguida de muerte en el caso del crimen de Víctor Balbuena y los dos sobrevivientes Horacio Rodríguez y Claudio Morales.
En el primer caso aseguró que existen pruebas suficientes como para incriminar a Orlando Omar Barrios (quien oficiaba de chofer del móvil 300) ; Miguel Alberto Giménez (Oficial a cargo de la comisaría 4ta) y al Sargento Néstor Mario González.
Quienes participaron del secuestro, tormentos y tortura contra Além.
Como en esta causa participaron los mencionados imputados a los que se sumó José Darío Leiva (suboficial de investigaciones) en el caso Balbuena, ambos casos integraron el mismo juicio.
En virtud del plexo probatorio completado incluso por los testimonios incluidas las victimas y los imputados, Larrarte solicitó prisión e inhabilitación perpetua para Giménez, Leiva y Barrios, y 12 años para González.
En este punto no coincidió con los querellantes que, a diferencia de él no hicieron ninguna disquisición con González a quien consideraron tan culpable como al resto de sus colegas, por lo que solicitaron perpetua para todos.
Para su acusación Larrarte y entre otras muchas cosas, puso el acento en la contundencia del testimonio del médico forense (publicado por DIARIOJUNIO) ; se refirió a la temperatura bajo 0º de esa madrugada y dijo que el plus de sufrimiento que les hicieron padecer a las víctimas va más allá de la privación ilegítima de la libertad.
Al referirse a ese nivel de saña con la que actuaron mencionó además, el modo en que le destrozaron el hueso (peroné) a Alem y dijo, no murió y soportó tales tormentos solo por tratarse de una persona rústica y que, si le hubiese tocado a él, no cree que podría haberlo soportado.
En cuanto al segundo caso (Balbuena) y entre otras muchas cosas, dijo que el relato, la versión de los policías imputados sonó ilógica, irreal e increíble, quién puede creer, se preguntó, que las víctimas se pelearon entre ellos. A renglón seguido agregó que “la superioridad policial debería tomar en cuenta estas barbaridades, acá está el ejemplo clarito, caen presos, Cabos, Agentes, Sargentos y los de arriba se salvan.
Además de las mencionadas penas, el fiscal pidió al Tribunal que remita el expediente a instrucción pues a él, le parece que, tanto el suboficial Cazatti como el comisario Tiguá (responsable de la comisaría cuarta) nunca debieron declarar como testigos, sino como imputados porque, como mínimo existiría encubrimiento e incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Finalizó diciendo que luego de haber estudiado el expediente y de oír lo que oyó, no se explica porque, los policías imputados hicieron lo que hicieron.
De este modo dejó en evidencia lo que muchos sospechan y que, en este caso, quedó probado, salen a la calle como verdaderas fieras asesinas a los que el dolor y el tormento humano padecido por sus víctimas, lejos de sensibilizarlos y conmoverlos, parece cebarlos.
A su turno, el abogado querellante, Martín Jáuregui hizo suyo mucho de lo afirmado por el fiscal, aunque no en la valoración que realizó de González.
En su planteo, Jáuregui y en relación al intento del fiscal por separar a González del resto de los implicados, dijo, ¿porqué sacarle a González su responsabilidad en los hechos ? ; ¿ que hizo para impedir que pasara lo que pasó ? González, aseguró, estaba en el lugar en el que dejaron casi muerto a Balbuena, porqué entonces no pedir también para él la perpetua. En rigor, lo que efectivamente hizo al formular el pedido de perpetua también para González.
Es de destacar que de González sus compañeros dijeron que participó de la detención pero que, luego, se quedó a dormir en la comisaría 4ta.
Finalmente, Jáuregui se dirigió a la presidente del tribunal Mariela Rojas, oriunda de la ciudad de Concepción del Uruguay a la que le recordó una larga lista de hechos similares a este protagonizados por esta misma policía y que quedaron impunes. Así, señaló los casos de “pato” Segovia ; “pelado” Medina ; Gastón Lescano y Milton Esquivel por solo señalar algunos de la larga y bochornosa lista de impunidad que existe en esta ciudad en tiempos de democracia.
Posteriormente, Antonio Mainez el otro querellante que representa al padre de Balbuena abundó en la misma línea y solicitó perpetua para todos, incluido González.

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