La opositora se consideró “agredida” verbalmente por parte del concejal oficialista Juan Caprotti, quien la habría increpado en una reunión de una de las comisiones internas del Concejo Deliberante, en la que se contemplaban una serie de alternativas para darle una solución a los problemas edilicios de la Escuela Martín Miguel de Güemes de esta localidad. En el proyecto de Dalmolín se instaba al acompañamiento por parte del Concejo Deliberante a padres y docentes de la institución mencionada en reclamo por mejoras edilicias necesarias, al tiempo que proponía que por medio del cuerpo legislativo se reclamara el Consejo General de Ecuación por el envío de fondos y la ejecución de acciones necesarias para el arreglo urgente de las aulas deterioradas, y “hasta con riesgos para la vida de alumnos y docentes”.
Pero Dalmolin dijo que Caprotti rechazó estos argumentos, tildándola de “exagerada y mentirosa” y que “la escuela 34 esta con capacidad para comenzar, que ellos no vieron lo que yo vi, y que soy una mentirosa que invento y agrando las cosas”, dijo. “Además, me dijo que como nosotros (UCR) somos perdedores, estamos haciendo política y entonces nos queremos atajar siempre”, agregó.
Un cruce verbal evidentemente cargado de cuestiones políticas, pero que deja a la vista algo por demás llamativo, y es que el mismísimo presidente del Concejo Deliberante Abel Masetto, le habría reconocido a Dalmolín días antes lo complicado de la situación edilicia del establecimiento. En una reunión previa a la de la mañana del viernes, “Masetto nos dijo que la escuela tendría que ser demolida y ser hecha de nuevo de una sola vez”, expresó la concejal. Sin embargo, en la reunión de comisión recibió un discurso totalmente cambiado por parte de Caprotti –quien habría asistido a la institución educativa con Masetto para “corroborar” lo expresado en el proyecto de resolución mencionado-, quien rechazó los argumentos de Dalmolin para brindar una solución al problema de la Güemes.
Caprotti
En dialogo con DIARIO JUNIO, el edil justicialista Juan Caprotti, aseguró que visitó el establecimiento educativo que desató la polémica, y que considera que en el mismo “las aulas están en condiciones para iniciar las clases”. “Existen algunos puntos para arreglar pero no es algo tan dramático como dijo la concejal Dalmolín”, estimó. “Yo cuando fui no me encontré con lo que ella decía”, expresó. Al mismo tiempo, desestimó las acusaciones que le hiciera Dalmolin, de que la habría agredido verbalmente. “Ella está faltando a la verdad: no hubo de mi parte términos que provocaran alguna alteración de las cosas”, dijo.
E insistió en que la escuela “está en condiciones para dar clases”, al tiempo que puso en duda los argumentos de su par opositora, señalando que “tengo dudas de si ellos (en referencia a Dalmolin y al concejal Fernando Fabrello) han hecho una constatación visual y se han guiado o se dejaron llevar por lo que le dijeron padres, o empleados o docentes de la escuela”.
La escuela
Sin embargo, en contacto con la directora de la escuela Nº 34, Martin Miguel de Güemes, Marina Furlong, este medio pudo saber que tres aulas del edificio escolar (esos son los espacios físicos que se cuestionan están o no están en condiciones para ser ocupados) “tienen muchas grietas, se desprende el cielorraso y se cae el revoque” y que hasta no tener la palabra de un profesional acerca de la seguridad o inseguridad que presentan esos salones, no serán utilizados por los alumnos.