La norma vuelve así a una de las comisiones internas del Concejo Deliberante, en donde se aceptarán las modificaciones o –en el caso de no incorporarlas y querer dejar el texto tal y como fue aprobado- se las rechazarán, pero para su nueva aprobación se necesitará del voto de dos tercios del cuerpo legislativo.
El proyecto presentado por los concejales Juan A. Caprotti y José Luis Rolando de regulación de las carreras de galgos había sido aprobado días atrás, no sin polémica de por medio, ante el reclamo de la Asociación Protectora de Animales de Chajarí (APACH), que había manifestado su oposición a la legalización de este tipo de competencias que, aunque se practican en muchas ciudades, incluso de la provincia (en muchos casos permitidas por los municipios que los habilitan como “exhibición” canina), han venido despertando el airado reclamo de entidades de defensa de los derechos del animal por el supuesto dopaje al que someten a los canes para mejorar su rendimiento, entre otras denuncias.
La norma, tal y como había sido aprobada por mayoría fue vetada en dos puntos por parte del Ejecutivo local. Uno de ellos, es el que establecía que se destina el 25% de lo recaudado por el Municipio en este tipo de eventos a la Protectora de Animales local. La recomendación del Ejecutivo es dirigir ese porcentaje a esa entidad pero “siempre y cuando medie aceptación (por parte de la Protectora) previa a cada evento” y de no ser así, “dichos fondos serán destinados al departamento Zoonosis de la municipalidad”.
El otro punto vetado es aquel que dejaba bajo la responsabilidad de los organizadores de las carreras el control veterinario y cuidado de la salud de los animales, sea por su estado a la hora de correr o por la posibilidad de que sean portadores de algun tipo de enfermedad peligrosa para la saluda humana. La intención del Ejecutivo es que médicos veterinarios matriculados de la ciudad hagan este trabajo.
En tanto, si bien no emitieron ningún tipo de comunicado oficial, desde la APACH hicieron saber a DIARIO JUNIO en forma categórica que “estamos en contra de las carreras de galgos”, afirmación lapidaria que habla a las claras de la poca trascendencia que para la entidad local tienen las modificaciones introducidas a la norma.