La historia de este nuevo foco de ébola comienza por una persona, que se podría enfrentar en los próximos días a una acusación formal por homicidio. Se trata del funcionario de la Cedeao Olu-Ibukun Koye, una de las primeras personas que entró en contacto con el primer caso de ébola registrado en el país a finales de julio pasado, el liberiano Patrick Sawyer. Koye fue puesto en cuarentena, pero tras desarrollar los síntomas de la enfermedad, escapó del hospital, apagó su teléfono móvil para no ser rastreado y cogió un avión desde Lagos hasta Port Harcourt para ser atendido por un médico que le había recomendado una amiga.
Ocurrió el 1 de agosto pasado. Durante dos días, el doctor Iyke Samuel Enemuo trató a Koye en un hotel hasta que el funcionario se sintió mejor y regresó a Lagos. Una vez allí le hicieron las pruebas y dieron negativo, por lo que todos pensaron que su acto irresponsable no iba a tener mayores consecuencias. Pero se equivocaron. El funcionario de la Cedeao sí se había contagiado y, por tanto, era contagioso para otros. El día 11 de agosto, Enemuo empezó a sentir fiebre y dolores, pero siguió trabajando y recibiendo pacientes en su clínica privada. De hecho, llegó a realizar alguna intervención quirúrgica hasta que los síntomas se agravaron y dejó de trabajar. El 16 de agosto ingresó en el hospital y el día 22 murió.
El Gobierno estudia acusar de homicidio a un enfermo que escapó del hospital
Sin embargo, mientras estuvo enfermo, Enemuo mantuvo contacto estrecho con al menos unas 200 personas. No sólo su familia, pacientes o personal de su clínica y del hospital donde estuvo ingresado, sino amigos que acudieron a una fiesta en su casa para celebrar el nacimiento de su hijo y compañeros de su congregación religiosa que se acercaron al hospital para realizar con él una ceremonia curativa de imposición de manos. El Gobierno ha anunciado que su esposa y un paciente del citado hospital han dado positivo para Ébola, pero el resto han sido puestos en vigilancia diaria. De ellos, 60 son considerados de alto riesgo.
Debido al importante número de contactos, la OMS asegura que el brote de Port Harcourt “tiene el potencial de extenderse más y más rápido que el de Lagos”. Por ello, el Gobierno nigeriano ya ha previsto un centro de aislamiento con capacidad para 26 personas y la propia OMS ha desplegado un equipo de 15 especialistas. Esto supone un serio revés para las autoridades nigerianas que la semana pasada habían mostrado un moderado optimismo respecto a la contención del brote en este país. Con estos nuevos casos, la cifra de personas contagiadas en Nigeria se eleva a 18.