El nuevo abogado del genocida, José Esteban Ostolaza, hizo el mismo recorrido que su colega y ex espía del servicio de Inteligencia del Estado (SIDE): Eduardo Sinforiano San Emeterio, que al recibir el rechazo de la solicitud de excarcelación por parte del juez federal de primera instancia, presentó un recurso de apelación ante la Cámara Federal de Apelaciones que fue concedido. Razón por la cual, hoy 7 de julio a las 11 hs., se llevará a cabo la audiencia en la cual las partes exponen sus razones ante dicho tribunal.
Según los testimonios que ya se encuentra en la causa, son siete las víctimas que reconocen a Moyano su participación en el Centro Clandestino de Detención y Tortura ubicado dentro de la Base Aérea, dando indicaciones para continuar o detener la tortura; como el Dr. que en las unidades penales Nº 1 y Nº 6 no daba importancia a los estados de salud de los detenidos que venían de la tortura, de los distintos centros clandestinos de detención. Lo reconocen también en el Consejo de Guerra, en el que estaba como observador, junto a otros represores que iban a presenciar cómo se desarrollaban.
Se le imputa, en calidad de partícipe necesario, los delitos de: privación ilegítima de la libertad agravada por la especial calidad de funcionario público, en abuso de funciones, mediante el uso de violencias y amenazas; aplicación de severidades, vejaciones y apremios ilegales, e imposición de tormentos, conductas estas que se enmarcan dentro del tipo genérico de delito de lesa humanidad de desaparición forzada de personas.
El juez ya rechazó dos veces la excarcelación de Moyano y la Cámara ya lo hizo en una oportunidad el 13 de abril del corriente año.
¿Cuánto tiempo más vamos a esperar? ¿Cuántas pruebas más debemos aportar para que se enjuicie y se condene en cárcel común, perpetua y efectiva a estos nefastos personajes?
Desde la agrupación H.I.J.O.S. estamos convencidos que la impunidad sólo genera más impunidad, que es la base de un sistema injusto que sigue lastimando nuestra democracia. Por esto creemos que las chicanas dilatorias planteadas por los genocidas deben terminarse y se debe avanzar en el camino de la justicia real, no solo como acto reparador para las victimas, sino como un paso firme hacia la construcción de una patria mas justa.
