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El candidato a Intendente de Concordia Gustavo Bordet, fue duramente cuestionado mediante un comunicado de prensa, por la Agrupación Estudiantes Terciarios y Universitarios Juventud en Acción. El comunicado, que lleva la firma de Gabriel Medina, resta importancia a la política de apertura y participación popular anunciada por el candidato del bustismo, consignando: presenta esto como una novedad, como algo inédito, siendo que si hay algo que caracteriza al actual Intendente es precisamente la apertura y el diálogo con todas las instituciones y sectores de la comunidad. Cresto jamás ha vacilado en acudir donde lo convocan, incluso acompañado por sus
secretarios cuando lo ha considerado necesario.
Es sorprendente que Gustavo Bordet no haya tenido escrúpulos en alinearse con Sergio Urribarri, un hombre que ha recibido tantos cuestionamientos de la sociedad por su actuación en la función pública y los actos de corrupción.
El hombre que huyó de General Campos antes de terminar su mandato de Intendente, que fue incapaz de manejar un Municipio de Segunda Categoría, que acumula un frondoso prontuario solamente frenado gracias al poder y que a pesar de todo hoy aspira a la Gobernación, ése es el aliado elegido por Bordet. Y aquí uno se pregunta: ¿Si no pudo manejar General Campos, cómo pretende arreglarse para manejar un presupuesto provincial de $ 4.000.000.000 ?
Pero Gustavo Bordet mismo tampoco acredita merecimientos para ningún cargo, si consideramos que el Presupuesto de su Ministerio de Salud, con el 8,76% del total, fue el más bajo de los últimos 15 años. Pero a él seguramente no le importa que eso se haya traducido en que el 46% de los entrerrianos carezca de cobertura asistencial, en tanto que el IOSPER reduce cada vez más el espectro de sus prestaciones.
Su despreocupación por normas éticas y principios morales, por si faltara alguna prueba, también se aprecia en el hecho de que se ha procurado un compañero de fórmula cuya honorabilidad y convicciones no resisten ningún análisis, puesto que sin sonrojarse pasó de un día para otro de representar a la UCR en la CAFESG, a representar al PJ como alterno de Bordet, tirando todos sus ideales por la borda y transformándose por conveniencia en un improvisado «radical B».
La verdad es que quien lo conocía de antes le vaticinaba un porvenir más honroso en el campo político, pero hoy resulta penoso comprobar que todo lo que le interesa es poder escalar, sin importar cómo ni a qué precio.
