Jerusalén y Cisjordania fueron el epicentro de las protestas convocadas por el partido del presidente palestino, Al Fatah, en el marco del "Día de la Ira". El jueves Israel cerró durante unas horas el lugar de rezo, motivo por el cual miles de islamitas rezaron en las calles aledañas que convergen en esos templos.
El gobierno de Benjamín Netanhayu tomó esa medida después de un atentado contra un activista judío en la noche del miércoles y tras la muerte a tiros por la policía de su supuesto agresor palestino, que tuvo lugar la mañana siguiente.
Finalmente la policía israelí lanzó gas lacrimógeno, balas de goma y munición real contra los manifestantes, y consideró la situación en la Ciudad Vieja "relativamente tranquila", debido al gran despliegue policial, según escribió el portavoz Micky Rosenfeld en Twitter.
En Kalandia, cerca de Ramalá, tres palestinos resultaron heridos por disparos de las fuerzas de seguridad israelíes, y también se registraron enfrentamientos en otras partes de Cisjordania, como cerca de Hebron y Belén.