“Este largo tiempo de enfrentamientos estériles y de soportar una forma de hacer política basada en la soberbia y el autismo, no ha ayudado en nada al ejercicio democrático. Y justamente debemos hacer eje en ello, en la recuperación del pensamiento y accionar democrático, pues estamos muy proclives a no aceptar la disidencia y los puntos de vista diferentes”, explicó Martínez Garbino.
Asimismo, el legislador entendió que “esta actitud de no aceptar al otro, si bien es más fuerte en el gobierno, se ha derramado por diversos sectores políticos y sociales y hoy se acude a la descalificación y al agravio, que resulta ser el atajo más fácil porque evita la argumentación”.
Desde su óptica analizó que “debemos dejar en el pasado los pensamientos descalificadores como primer paso ante el mínimo disenso. Se ha transformado en una constante corrosiva y altamente negativa el hecho de que si encuentro en el otro una opinión distinta, debo anularlo a partir del insulto. Hoy el grueso de la sociedad, pero en mayor medida los dirigentes, nos irritamos con facilidad, nos denigramos ante la menor diferencia y, sobre todo, nos exoneramos de responsabilidad con una facilidad asombrosa”, destacó.
Por ello “con este escenario, será difícil encontrar caminos sólidos que sirvan de soporte para políticas a largo plazo, independientes del signo político de turno. Esas verdaderas políticas de estado, hoy ausentes por completo por la mezquindad de muchos sectores, deben asomar de una vez por todas para empezar a dar a luz un país moderno y más justo. Hasta que no entendamos que solo hay instancias superiores cuando podemos sintetizar posiciones diferentes, todo será intrincado y con un final más que incierto”, aseguró.
Asimismo, remarcó que “no podemos desperdiciar más tiempo, debe asomar la generosidad y grandeza para dotar a nuestra provincia y al país de un proyecto serio, posible y genuino de crecimiento que sólo será sustentable con el aporte y compromiso de todos los sectores políticos, como también de las instituciones que representan al amplio abanico económico, productivo, social y religioso”.
Continuando con la idea, Martínez Garbino destacó que “como venimos señalando hace mucho tiempo, es hora de dar lugar al diálogo, al debate y al trabajo mancomunado, ya que no hay caminos mágicos hacia la búsqueda de soluciones para los problemas estructurales. Por eso es momento de actuar con grandeza, dejar de lado viejos rencores, antipatías, cuestiones personales y buscar los elementos que nos aglutinen en pos de una causa común, y que mejor que ella sea la de un país más federal, más justo y con la mirada puesta en el futuro”, finalizó.