En un reportaje de El Diario se le preguntó
–¿Está conforme con el traslado?
–Siempre un cambio es bueno. Se venía hablando de este traslado desde hacía tiempo, incluso yo se lo había pedido al obispo. Lo que pasa es que se había frenado por pedido expreso de la comunidad.
–Se va después de la polémica que se armó a su alrededor.
–Sí, pero creo que esto no tiene nada que ver con lo que pasó en el hospital. De este cambio se venía hablando antes. Yo soy vicario, y es común que los vicarios estén entre dos y tres años en un lugar, y luego los trasladen. Yo estuve seis años en Villaguay.
Tovar había convocado a dos marchas en apoyo al hospital y consiguió concentraciones multitudinarias: así pudo frenar la decisión oficial de convocar a concurso para designar un nuevo director en el nosocomio.
BREVE HISTORIA
El jueves 16 de julio la opinión pública conoció el costado más duro de la Iglesia Católica. En medio de una polémica desatada en el Hospital Santa Rosa de Villaguay, donde se habían suspendido las cirugías por falta de anestesistas y se iba a igual destino con los partos ante la renuncia en masa anunciada por los ginecólogos, el padre Tovar, capellán de ese nosocomio, salió de su letargo, y acusó: “La corporación está trabando al mejor estilo mafioso. Presionan y extorsiona”, disparó.
La presión era sobre el Gobierno, para pedir la remoción del médico Gonzalo Carril de la dirección del hospital, y la extorsión era a través de las renuncias masivas. “No ataco a los médicos, yo digo las cosas como las veo. Y digo también que la primera deuda es del Estado”, afirmó entonces, cuando el tenor de su verba lo ubicó en la cresta de la ola, y su candor parecía no tener límites: hasta llegó a polemizar con el ex gobernador Jorge Busti, y el presidente de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, Darío Argain. Del primero dijo que era “el patrón” del segundo.
El ex gobernador respondió con un golpe bajo, y le recomendó: “Que el padre Tovar se ocupe de otras cosas, como lo que sucede con el padre Grassi”, dijo, en clara alusión al sacerdote que creó la Fundación Felices Los Niños y que luego quedó envuelto en una causa judicial por abuso de menores.
Argain le respondió en el mismo tono: lo acusó de ser un operador político con sotanas. Pero el cura pudo más: se envolvió bajo el paraguas protector de dos marchas masivas con las que logró apoyo popular, y pudo evitar que el Gobierno concursara el cargo de director a imagen y semejanza de lo que peticionaba el Colegio Médico de Villaguay. Y además, consiguió que el Estado volcara la inversión necesaria para mejorar la infraestructura hospitalaria.