La máquina expendedora es viable en ciudades como Buenos Aires, Rosario o Córdoba capital, argumentó el titular del bloque. “No resulta económicamente viable en ciudades chicas como ésta”, consignó el edil. “El costo era elevadísimo”, añadió Giampaolo.
“Lo que surgía del expediente era que por la cantidad de corte de boletos que hay no es viable. Ni siquiera la manutención porque esas máquinas con los eventuales pozos y baches; el colectivo es un lugar móvil que resulta bastante complejo mantener una máquina electrónica arriba. Ante las roturas y las reparaciones iba a ser más costo que beneficio”, explicó el presidente del bloque de concejales del PJ.
El pedido había sido efectuado por el gremio que agrupa a los choferes de los colectivos. El 1º de agosto de 2007, el secretario general de UTA (Unión Tranviarios Automotor) en Entre Ríos, Juan Carlos Dittler, solicitó a los concejales en aquel entonces que querían que las líneas de colectivos cuenten con máquinas expendedoras. “Es un derecho que estamos haciendo valer los trabajadores que es el no manejo de dinero ni expendio de boletos en las unidades”, expresaba Dittler ese día a la salida del encuentro.
La máquina solicitada “viene a ser una alcancía electrónica donde la gente pone las monedas necesarias y le expenden el boleto automáticamente”, explicó Giampaolo. “Funciona electrónicamente, lleva todo un sistema electrónico y además un sistema de seguridad para que resulte inviolable para un hipotético asalto”, agregó el edil.
